La sepsis es la respuesta abrumadora y potencialmente mortal del cuerpo a una infección que puede provocar daño tisular, insuficiencia orgánica y la muerte. En concreto, es la respuesta hiperactiva y tóxica de nuestro organismo a una infección.

Nuestro sistema inmunológico trabaja para combatir los gérmenes (bacterias, virus, hongos o parásitos) para prevenir infecciones. Si ocurre una infección es posible que necesite ayuda con medicamentos como antibióticos, antivirales, antifúngicos y antiparasitarios. Sin embargo, a veces el sistema inmunológico deja de luchar contra los «invasores» y comienza a activarse.

Este es el comienzo de la sepsis.

La sepsis progresa a sepsis grave cuando hay signos de disfunción orgánica, como dificultad para respirar, producción de orina baja o nula, pruebas hepáticas anormales y cambios en estado mental. Casi todos los pacientes con sepsis grave requieren tratamiento en una unidad de cuidados intensivos (UCI).

El shock séptico es el nivel más severo y se diagnostica cuando la presión arterial desciende a niveles peligrosos.

Septiembre es el Mes de la Concientización sobre la Sepsis, conozcamos datos relevantes a tener muy presentes.