Las primeras células que lo reciben son las de la boca, la nariz y la garganta. Hasta 50 sustancias carcinogénicas que contiene este humo se diluyen rápidamente en la saliva y los fluidos nasales.

https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0304383509007162?casa_token=KcMv38eJI_IAAAAA:MAREq1Qe1Ss42bx_Fr5tpBUV7dtOOIxDbm-V4mffFHIdqjdOR24xSuzt9GfNLhkquC-wXS7Nvg

Estas sustancias producen daño oxidativo, muerte celular y, en el peor de los casos, se introducen en el ADN provocando roturas y otros daños que, al ser reparados, dan lugar a mutaciones que pueden desencadenar cáncer.

En el pulmón provoca una serie de síntomas que se agrupan en la llamada enfermedad crónica obstructiva pulmonar o EPOC. En esta enfermedad, el desequilibrio provocado por el tabaco sobre las células epiteliales hace que generen más mucosidad y que sea más densa. Debido al daño directo del tabaco sobre el tejido que mantiene la estructura del pulmón, se obstruyen los bronquios y bronquiolos, generando síntomas de asfixia.

No hay duda que existe una relación directa entre el consumo de tabaco y el cáncer de pulmón, uno de los más agresivos.

* Su supervivencia a 5 años varía entre el 60% y el 25% y causa más de un millón de muertes al año en todo el mundo
https://www.cancer.org/cancer/lung-cancer/detection-diagnosis-staging/survival-rates.html