En el marco del Latam Virtual Summit Inmunidad Eje Terapéutico del Siglo XXI organizado por Megalabs tuvimos el privilegio de contar con la participación en vivo del Ec. Sebastián Campanario.

Según Sebastián Campanario estamos viviendo un momento único en la historia que tiene que ver con una aceleración de cambio y de tendencias que ya se venían desplegando pero que la pandemia aceleró de una manera espectacular, como se puede observar con el teletrabajo, la telemedicina, la teleeducación, entre otros.

Las ciencias de la vida se están comiendo el mundo. Los futurólogos más inteligentes están diciendo que el principal vector de cambio de la década que está empezando, en donde el COVID lo puso en un lugar protagónico, es el de las ciencias de la vida.

La tecnología y la ciencia está avanzando más de lo que uno puede procesar, la limitación que hoy tiene la tasa de cambio real no está dada tanto por los avances que hay, sino por la capacidad de la sociedad de validar los cambios, de regularlos, de contar las historias inminentes a los mismos.

Los cambios sociales son mucho más difíciles de prever que los tecnológicos (agenda de género, hábitos saludables y medioambiente). Los cambios sociales son el adentro y los cambios tecnológicos son de afuera.

Las ideas en general necesitan un proceso de maduración, en donde la creatividad está dada por la unión de puntos que nadie había unido con un valor agregado para la sociedad, en originalidad. En los procesos creativos se trabaja mucho con la limitación. De ahí que la limitación que generó la pandemia por Covid es un campo muy fértil para el surgimiento de ideas.

Un concepto muy interesante de Marguerite Yourcenar, escritora francesa, es que los pesimistas y los optimistas al final del día se encuentran en el mismo lugar que es la realidad, pero en el camino, lo optimistas la pasan un poco mejor. Dentro de esta línea de pensamiento, Viktor Frankl sobreviviente del holocausto, escribió un libro en donde plasma como enseñanza que las personas deben tener expectativas intermedias de las situaciones (ni tan optimistas ni tan pesimistas). Esto es interesante aplicarlo al mundo que estamos viviendo e ir por ese camino intermedio entre la distopia y utopía ingenua, tal como lo dice la frase de Richard Feynman (premio Nobel de física): “Hay que tener la cabeza abierta, pero no tanto como para que se caiga el cerebro”.