La alegría es una emoción poderosa y la necesitamos más que nunca.

Los orígenes de la palabra “alegría” se remontan al siglo XIII, y provienen del francés antiguo joie, que significa placer, deleite, dicha.

La alegría reduce la ansiedad, disminuye las hormonas del estrés, promueve la salud del corazón e incluso disminuye el dolor.

Si bien podemos encontrar alegría en la soledad, también hay un aspecto social fundamental en ella.

Como lo expresó el Dr. George Vaillant, psiquiatra de la Escuela de Medicina de Harvard, «la alegría tiene que ver con nuestra conexión con los demás»
https://hms.harvard.edu/magazine/science-emotion/contagion-happiness

* Vaillant es el investigador principal del famoso Estudio Grant de Harvard, un esfuerzo longitudinal de 75 años para identificar predictores de salud y bienestar
https://www.adultdevelopmentstudy.org/grantandglueckstudy

Lo que descubrió el equipo de Vaillant es que, más importantes que nuestros genes, el dinero o la fama, son las #relaciones cercanas basadas en la alegría.

Y otro gran aspecto: es contagiosa.

Según el sociólogo Nicholas Christakis, “Cuando haces cambios positivos en tu propia vida, esos efectos se propagan y puedes encontrarte rodeado por lo mismo que fomentaste”.

La buena noticia es que no tenemos que esperar hasta que surja algo que despierte alegría. Podemos ayudar a encender esa chispa. Como dice Lisa Feldman Barrett, profesora de psicología en Northeastern en su libro ‘Cómo se construyen las emociones’:

«Sabemos que el cerebro usa nuestro pasado para crear el presente. Entonces podemos practicar el cultivo de emociones positivas hoy para que el cerebro pueda usar automáticamente ese conocimiento cuando genere emociones mañana”.

Nuestro futuro seguirá estando definido por la incertidumbre y la disrupción. Es por eso que necesitamos buscar el poder de la alegría más que nunca. Así que encuentra lo que sea que te dé alegría, en momentos grandes y pequeños, y enciende la chispa.