El Dr. Francisco Pérez Atamoros nos acompañó en el Latam Virtual Summit: Inmunidad Eje Terapéutico del Siglo XXI, abordando los datos actualizados del acné en relación a su etiología, fisiopatología, clasificación y guías para su manejo, así como del impacto psicosocial que representa, como los sucesos en depresión, ansiedad, fobia, exclusión social y acciones de discriminación como el bullying.

El acné no solo afecta a los adolescentes, sino también a los adultos, 40% de los cuales son mujeres mayores a 25 años, y 13% son hombres de esta franja etaria. También afecta a los recién nacidos por influencia hormonal de la madre.

Existe una gama muy grande para el tratamiento del acné. Este depende de la severidad del mismo: si es comedogénico, papulo-postuloso o nódulo-quístico. Los tratamientos orales se reservan para los casos más severos. Debido a que el acné es pluri-lesional, el tratamiento nunca consta de una monoterapia. Uno de los medicamentos más utilizado actualmente es la Isotetrinoina oral. Este es un medicamento muy potente con indicaciones muy específicas, como son el acné nódulo-quístico recidivante, acné inflamatorio cicatricial y el acné inflamatorio que no responde a tratamiento.

Al momento de tratar la autoestima del acné, centramos el concepto en tres puntos fundamentales:

  1. Calidad de vida en el paciente con acné;
  2. Calidad de vida durante el tratamiento del acné;
  3. Calidad de vida con secuelas del acné.

En varios estudios se ha demostrado como los pacientes con acné se sienten estigmatizados y menospreciados, por lo que comienzan con un alejamiento social. Los conceptos erróneos llevan a buscar ayuda tardíamente. Un tratamiento correcto y temprano tendrá un efecto contundente en el futuro de este paciente.

Un tratamiento inadecuado del mismo se asocia a alteraciones psicológicas de alto impacto tales como estrés, miedo, ansiedad, depresión, disfunciones sexuales, trastornos de fobia social, e incluso a pensamientos suicidas. La incidencia de suicidios es mayor en adolescentes con acné.

Esto se traslada en una afección de la autoestima, la vida de relación y la calidad de vida, dejando así cicatrices internas y externas.

En un acné bien diagnosticado y correctamente tratado, el promedio de mejoría es de 7 semanas con tratamiento convencional. El riesgo de crear cicatrices disminuye a la semana de iniciado el tratamiento, lo que demuestra la importancia de comenzar el tratamiento lo más temprano posible.

Las secuelas del acné incluyen manchas hiper e hipo pigmentadas, eritema difuso y localizado, y distintos tipos de cicatrices. Las secuelas psicológicas y psiquiátricas del acné incluyen falta de control de las emociones, falta de autoestima, y alteración de la vida de relación y social.

Por lo tanto, el manejo del paciente con acné debería estar enfocado en mejorar la adherencia al tratamiento y obtener resultados no solamente sobre lesiones, sino sobre la apariencia general y la calidad de vida del paciente.