Gracias a las vacunas jamás volveremos a tener algunas de las enfermedades graves que desde el inicio de la humanidad han tenido consecuencias catastróficas. Recordemos algunos ejemplos:

La viruela es una de las enfermedades más mortales y también la única que se considera erradicada desde 1980 con la vacunación. La tasa de mortalidad era del 30% y se caracterizaba por la aparición de pústulas y posteriores cicatrices diseminadas por todo el cuerpo y en algunos casos ceguera. Edward Jenner, padre de la inmunología, descubrió cómo el virus vaccinia de las vacas era capaz de provocar inmunidad contra la viruela cuando se inoculaba en personas sanas.

El sarampión es una enfermedad causada por un virus con ARN de la familia de los paramixovirus. Alrededor del 90% de las personas susceptibles que se exponen a alguien con el virus se infectan. La vacuna del sarampión ha contribuido en gran manera a disminuir la mortalidad infantil. La enfermedad está lejos de ser erradicada y cuando la población deja de vacunarse, inmediatamente aparecen brotes.

Gracias a las vacunas, protectoras e invisibles, podremos erradicar muchas más enfermedades.

Oleo de Eugene Ernest Hillemacher. Edward Jenner vacunando a un niño (1884)