Las secuelas postagudas del síndrome respiratorio agudo grave causadas por el nuevo coronavirus 2 (SARS-CoV-2), el virus que causa la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), pueden afectar no solo los pulmones, sino que puede comprometer sitios extrapulmonares como por ejemplo el sistema cardio-vascular. Algunos estudios han investigado los resultados cardiovasculares en la fase postaguda del CO-VID-19, sin embargo, la mayoría de estos estudios se limitaron a personas hospitalizadas (que represen-tan la minoría de las personas con COVID-19), y todos tuvieron un seguimiento de corta duración y una selección limitada de parámetros cardiovasculares.

Un estudio publicado el 7 de febrero de 2022, realizado por Yan Xie y colaboradores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, demostró que pacientes que transitaron la enfermedad COVID-19 tienen un mayor riesgo de desarrollar complicaciones cardiovasculares dentro del primer año después de la infección.

En dicho estudio se utilizaron las bases de datos nacionales de US Department of Veterans Affairs para crear una cohorte de 153.760 personas con COVID-19 y dos grupos control: una cohorte contemporánea que consta de 5.637.647 usuarios sin evidencia de infección por SARS-CoV-2 y una cohorte histórica (anterior a la pandemia de COVID-19) que consta de 5.859.411 no infectados con COVID-19 durante el año 2017, para estimar el riesgo y la carga durante un año, de enfermedades cardiovasculares. Los resultados mostraron que luego de los primeros 30 días de la infección, las personas con COVID-19 tienen un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, lo que abarca varias categorías, incluidos trastornos cerebro-vasculares, arritmias, cardiopatía isquémica y no isquémica, pericarditis, miocarditis, insuficiencia cardíaca y enfermedad tromboembólica. Estos riesgos fueron evidentes incluso entre las personas que no fueron hospitalizadas durante la fase aguda de la infección y aumentaron de forma gradual según el entorno de atención durante la fase aguda (no hospitalizados, hospitalizados e ingresados en cuidados intensivo). A su vez, los riesgos fueron independientes de la edad, la raza, el sexo y otros factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión, la diabetes, la enfermedad renal crónica y la hiperlipidemia. Los riesgos de enfermedad cardiovascular también se evidenciaron en personas sin enfermedad cardiovascular previa a la exposición al COVID-19.

En base a los resultados, los autores proponen que las vías de atención de las personas que sobrevivieron al episodio agudo de COVID-19 deben incluir la atención a la salud y la enfermedad cardiovascular.

Ver artículo completo en: https://www.nature.com/articles/s41591-022-01689-3.pdf