Manaos plantea incógnitas a la inmunidad de rebaño
Un repunte de los contagios en la capital de la Amazonia brasileña siembra dudas sobre un estudio que apuntaba que la ciudad era la primera del mundo en contener el virus sin hacer nada
El reciente aumento de contagios de coronavirus ha desbaratado los mejores planes para divertirse y contrarrestar el húmedo calor de Manaos: ir a la playa de arena dorada en las aguas del río Negro o celebrar fiestas en casitas flotantes con música a todo volumen está prohibido durante un mes en esta urbe brasileña. El repunte de la pandemia siembra dudas sobre el estudio científico preliminar que en septiembre apuntó que el 66% de los vecinos de la mayor ciudad de la Amazonia brasileña tiene anticuerpos de la covid-19 y con ello había alcanzado la inmunidad colectiva que impide o reduce al mínimo la transmisión del virus. Sonaba prometedor. Sería la primera gran ciudad del mundo en contener el virus prácticamente sin hacer nada, aunque a costa de una pila de muertos. Sus dos millones de habitantes entraron en el radar de virólogos de todo el mundo.
https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.09.16.20194787v1.full.pdf
La pandemia ha causado, según las cifras oficiales, más de 2.600 muertes y 160.000 contagios en Manaos, donde proliferan las teorías conspiratorias y las falsedades sobre esta peste del siglo XXI. Difícil olvidar los entierros colectivos en el cementerio municipal. Aunque a muchos vecinos eso de la inmunidad de rebaño les suena a chino, buena parte se comporta como si fuera una realidad incuestionable y no corrieran el riesgo de infectarse. “Muchos pensaban que no iban a contagiarse, no estaban preocupados. Desgraciadamente, falleció mucha gente por imprudentes e irresponsables”, explica una veterana inspectora sanitaria del Ayuntamiento, Luciana Fares.
Durante una reciente operación fluvial de vigilancia ante el incremento de contagios, la inspectora Fares amonesta a los que participan en varias fiestas en casitas flotantes, prohibidas temporalmente como los bares y las discotecas. Es un plan de lo más apetecible —para quien se puede permitir alquilarlas— cuando hace más de 30 grados y un 70% de humedad. Todo el día en bañador, entrando y saliendo del agua, con música para bailar o sestear en una hamaca y cerveza bien fría.
A Ralf, de 20 años, le amargan el 29º cumpleaños de su esposa que celebran en familia en una de esas casitas que son una cocina adosada a un inmenso porche. Estaban a punto de salir del agua para cortar la tarta de chocolate cuando llega la inspectora acompañada de un batallón repartido en tres lanchas. Son policías y militares armados, inspectores sanitarios y medioambientales y un equipo de El País de Madrid. Unas 20 personas. “El que me la alquiló me dijo que no íbamos a tener problemas, que estaba todo resuelto”, explica este funcionario que se oculta bajo un seudónimo porque trabaja para el Estado. Pese a lo aparatoso de la inspección, su poder coercitivo es limitado. Les notifican una sanción, que ni siquiera es para ellos, sino para el propietario, pero los representantes del Estado tampoco pueden clausurar la fiesta porque carecen de medios para trasladarlos al muelle.
El mencionado estudio de científicos de las Universidades de São Paulo, Oxford, Harvard y otras indica que, pese a la vuelta a la normalidad sin vacuna, Manaos ha contenido la epidemia gracias a que muchos vecinos tienen anticuerpos y el coronavirus se topa constantemente con callejones sin salida que le impiden extenderse. La investigación aún debe ser revisada por otros científicos. Especialistas locales descartan que el repunte sea una segunda ola, pero piden cautela. “Lo que esperamos para confirmar realmente ese porcentaje de inmunidad colectiva es un programa de test en masa de la población, el N [la muestra] de la investigación es muy pequeña en relación a la población”, explica en su despacho el infectólogo Antonio Magela Tavares, director de asistencia médica de la Fundación de Medicina Tropical. A través de un cubrebocas de estampado de camuflaje militar insiste en que eran conscientes de que el virus llegaría pero no con semejante furia. Les pilló desprevenidos.
La otra pega que Tavares pone al estudio sobre la inmunidad colectiva es que está basado en el análisis de donaciones de sangre recogidas antes y durante la pandemia entre un colectivo que suele estar sano. Un perfil bien distinto de los ancianos, obesos, hipertensos y enfermos crónicos en los que el virus se ceba. “Desgraciadamente, entre los enfermos renales la mortalidad superó el 90%”, recalca.
La pandemia ha tenido tres fases en Manaos, centro neurálgico de un territorio de selva tropical 10 veces mayor que España. Primera, una explosión de casos en abril y mayo con un pico de muertes siete veces mayor que la media de entierros anterior a la epidemia, y ambulancias que esperaban durante horas a que a sus pacientes les adjudicaran una cama en la UCI. Segunda, descenso y estabilización de contagios de junio a septiembre pese a la vuelta a la normalidad con tiendas, iglesias, colegios, bares y la playa reabiertos. Tercera, un aumento de casos hace un par de semanas que se traduce en un mes de restricciones. De nuevo, muchos las desoyen.
Manaos es la capital más remota de Brasil pero una de las más internacionales gracias a su zona franca industrial. Se sospecha que el virus entró por el aeropuerto con algún viajero procedente del extranjero, anidó en la ciudad y desde ahí se extendió velozmente hasta casi el último rincón del estado de Amazonas en atestados barcos que hacen viajes de varios días en los que se duerme el aire libre en hamacas. Son el principal medio de transporte. Así causó estragos incluso en lejanas comunidades indígenas.
Cabe la posibilidad de que la inmunidad de rebaño haya alcanzado a los pobres porque el rebrote actual afecta sobre todo a vecinos de las clases A y B, los ricos. Gentes que hartas de meses de trabajo en remoto se echaron a las playas y a las fiestas el puente festivo de la Independencia, el 7 de septiembre. La mayoría pobre de los brasileños ha tenido que salir a la calle durante la crisis a buscar el sustento diario, mientras los privilegiados podían trabajar desde casa.
La distancia de seguridad es inexistente en las largas colas que cada mañana se forman ante los bancos para cobrar ayudas de emergencia que han permitido a millones eludir el hambre; a los pocos que llevan mascarilla no les cubre la boca y la nariz. Prefieren llevarla al cuello.
De vuelta al debate sobre la inmunidad colectiva, la viróloga española Margarita del Val, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explica que como esta “se da en colectivos relativamente cerrados que tienen un comportamiento homogéneo”, los últimos datos de Manaos podrían indicar que “ahora los ricos no se están beneficiando de la inmunidad colectiva que a lo mejor sí han adquirido los más pobres”. De todos modos, la científica advierte: “Intentar alcanzar esa inmunidad colectiva, como parecía intentar al principio Suecia, no es una estrategia, es una salvajada. No es ético, ni realista”. Recalca que los que están inmunes deben seguir usando mascarilla y mantener la distancia. “No podemos estar seguros de que no transmitan el virus si se reinfectasen”.
Otra incógnita es cuánto dura la inmunidad. Asegura el pescadero Danilo Mendonça, mientras destaza sin mascarilla en el mercado un enorme tambaqui para un cliente, que él ya tuvo coronavirus aunque nadie le hizo un análisis que lo confirmara. Cuenta que le duró dos meses en los que solo tomó agua, zumos y un remedio casero: “Pones ajo, limón, jengibre, mastruz [una hierba local]… Los tipos que tomaron esas otras medicinas empeoraron. Por eso murió ese mogollón de gente. El tipo llega allí [al hospital], lo intuban y ya, ahí mismo se muere”. Las supersticiones de toda la vida aún calan hondo entre los menos instruidos pero además se propagan a la velocidad del rayo en grupos de WhatsApp, con lo que las autoridades dedican buenas dosis de energía a combatir la desinformación.
Lia Regina Antunes es testigo de excepción de la gravedad de esta crisis sanitaria. Enfermera de soporte básico en una ambulancia, cuenta que incluso algunos de sus colegas insisten en que todo esto no es más que una guerra política. El empeño de tantos en no protegerse le enerva: “En el 90% de las casas donde vamos a recoger ancianos, hipertensos, con cardiopatías…, nadie de la familia lleva mascarilla. ‘Nosotros estamos bien, el enfermo es él’, te suelen decir y yo les respondo: ‘Están firmando su certificado de defunción”.
La gestión de la covid en Brasil ha estado marcada por el escepticismo del presidente, Jair Bolsonaro, y su empeño en salvar la economía. Abundan quienes le acusan de haber agravado la epidemia, pero otros millones de compatriotas se apuntan a su postura anticientífica, desdeñan la amenaza y la mascarilla. Con 150.000 muertos y cinco millones de casos, es el tercer país más afectado tras Estados Unidos e India.
También en Manaos la disputa política envenena la gestión y proliferan las acusaciones de corrupción. El alcalde, Artur Virgilio Neto, acusa al presidente brasileño de ser un irresponsable y proclama en una entrevista con este diario que “el COVID no ha acabado” tras recordar su experiencia personal. Se contagió y la enfermedad lo agarró tan duro que fue hospitalizado en Manaos y, después, trasladado a São Paulo. Todavía se le ve frágil. Subraya que él solo se guía por la ciencia y pone en duda las cifras oficiales que difunden las autoridades estatales de Amazonas. Acusa abiertamente al gobernador, Wilson Lima, de maquillarlas para minimizar el impacto del coronavirus.
Neto basa su acusación en una cuenta contundente: un exceso de muertes evidente en las cifras de sepultamientos. “Existe una extraordinaria diferencia en las cifras de entierros. Si eran 25 antes de la pandemia, ahora son cerca de 50 y siempre por encima de 40, es la media que vemos… Alguna cosa tiene que explicar esas muertes. ¿Por qué? Yo lo veo como el maquillaje del COVID”. Para remachar, recuerda que las autoridades han admitido que el gobernador se basó en datos falsos cuando, en julio, declaró que Amazonas había vencido al virus.
Otro operativo de inspección clausura bajo la luna llena una fiesta clandestina con cientos de adolescentes en una finca —organizada por traficantes de drogas, según la policía—, advierte a varios restaurantes de que a las diez de la noche deben bajar la persiana y cierra locales de copas. En el Sensation, con una banda en directo y la clientela arracimada en mesas bajas, Bruna Araujo, fisioterapeuta que trabaja con pacientes de covid, se queja de que estos policías con submetralleta, chaleco antibalas y cubrebocas le arruinen la noche. Está indignada, quiere retomar la normalidad. “Los autobuses y el mercado sí que están atestados y allí no fiscalizan”.
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https://elpais.com/sociedad/2020-10-11/manaos-plantea-incognitas-a-la-inmunidad-de-rebano.html
Covid Manaos
Covid de ricos, covid de pobres: las restricciones de la segunda ola exponen las desigualdades de Madrid
La segunda ola de coronavirus se está expandiendo de forma desigual por la ciudad de Madrid. Los contagios suben desde julio y lo hacen con más fuerzas en las zonas más vulnerables: rentas bajas, hacinamiento y trabajos precarios que hacen más difícil encontrar opciones de teletrabajo.
En los barrios más pobres se vive peor, hay más contagios y es más probable que crezca la mortalidad: se trata de un patrón global y ya estudiado, antes y durante la pandemia de covid-19, desde Singapur a Chile pasando por Estados Unidos. En Madrid, hoy, se puede observar a pequeña escala y en tiempo real.
Puente de Vallecas, Villaverde y Usera, que según un análisis del Ayuntamiento son los distritos más vulnerables de la ciudad, es donde hay mayor incidencia. El hospital Infanta Leonor, en Vallecas, alcanza el 60% de ocupación solo de pacientes covid. Al sur, fuera de la M-30, los positivos no salen del ocio nocturno sino de la pobreza. Y al otro lado de la ciudad, en Chamberí, el virus es el mismo, pero la cola delante del centro de salud desaparece al mediodía. Recorremos estas zonas, donde el virus no cambia a pesar de las apariencias
Otro encierro amenaza a la yugular de Vallecas
El móvil de Carmen Rodríguez empezó a temblar ayer antes de las doce de la mañana y ya no paró en todo el día. Trabaja como profesional sanitario en el centro de salud Martínez de la Riva en Puente de Vallecas, la zona básica de salud más golpeada por el virus dentro del distrito de la capital más golpeado por el virus. El debate sobre un posible confinamiento selectivo saltó enseguida de las pantallas de los teléfonos, a los pasillos, a los oídos de los enfermos que entraban por la puerta con cita previa. Están en el punto de mira y lo saben. Y también lo entienden.
“Estamos en el top ten de toda Europa”, celebra irónicamente la sanitaria en un apartado bajo la sombra, en la puerta de un edificio que ha tenido un ir y venir de pacientes durante toda la mañana. Escrupulosamente ordenados, los citados han ido entrando con cuentagotas y, una vez en el edificio, son redirigidos por un circuito que los propios sanitarios diseñaron en mayo: por un lado los que acuden por algo relacionado con la covid-19. Por otro, los afortunados que están limpios de la enfermedad que tiene en jaque al planeta. Rodríguez no disimula el cansancio, el hartazgo de repetir siempre lo mismo. La tasa de incidencia desde marzo en la zona que atiende este centro de salud es de 6.160 casos por 100.000 habitantes, la segunda mayor de la Comunidad de Madrid, un récord del que ni ella ni sus compañeros se sienten orgullosos.
“Hay cosas que son estructurales, no depende de nosotros”, lamenta, exhausta. Carmen se ha ido dos semanas de vacaciones, mucho menos que en otros veranos, y no ha podido recuperarse del todo de los golpes que asestó la primera ola de la pandemia. “En julio ya veíamos que esto crecía y crecía”, explica. “Pero ha fallado lo elemental: el rastreo. Ahora vendrán con que hay que aislar a la gente de aquí para que no se contagien en el barrio de Salamanca y dirán que es que aquí la gente no cumple las normas o que son inmigrantes. Pero nada que ver. La situación socioeconómica es la que es, las casas son más pequeñas, viven muchas personas juntas…”.
El discurso se repite en otro de los centros de salud más atacado por el virus del distrito, el de Peña Prieta, a escasos 11 minutos andando. Esta zona es la única con una incidencia peor que la de Marti-nez de la Riva. Pilar, enfermera, recibe a cada paciente que sube la rampa que da acceso al edificio con unas preguntas que ya tiene mecanizadas. “¿Tienes fiebre? ¿Dolor estomacal? ¿Vómitos?”, le dice a una chica argentina que acaba de llegar. Al día recibe a más de 200 personas y a mediodía ya conocía los planes que el viceconsejero había comunicado unas horas antes y que el Gobierno regio-nal puso en duda poco después. “No queremos aplausos. Queremos que hagan algo porque esto no es de ahora”.
Tampoco lo es para María Jesús Gallego, que enseña su casa de unos 80 metros cuadrados donde vive con sus cuatro hijos, de 12, 13, 20 y 26 años. Ella alcanza ya las 52 primaveras y no trabaja desde hace una década. Recibe una pensión por incapacidad y dos por orfandad. En total, 1.200 euros mensuales. “A mitad de mes ya no me queda nada. A veces tengo que elegir entre pagar las facturas o comer. Este año no he podido ni comprar ropa, los más pequeños van con un chándal que les falta un palmo…”. Los cinco se irán a casa de su madre, en el barrio de Prosperidad (en el distrito de Chamartín) si finalmente Vallecas acaba confinado. “La casa es más pequeña… pero, ¿tú sabes la de broncas diarias que teníamos los cinco confinados? Nosotros si nos confinan, nos largamos”.
En la calle la noticia sobre un posible encierro corría a la velocidad de la luz antes de la hora de comer. El dueño del bar Madrigal, Ismael, lleva 25 de sus 62 años tras la barra y la sombra de un posible encierro le hace temblar. “No sé si el negocio aguantará”, explica. Enseguida se intenta autoconvencer de que de todo lo malo, igual no le toca lo peor. “He oído en la radio que igual la hostelería no la cierran”. Pero poco después cae en la cuenta. “No sé quién va a venir si está todo el mundo en casa…”.
Marta, madre soltera con dos niños a su cargo, apretaba el paso a dos calles del bar. Tenía que hacer la compra y se le había echado el tiempo encima. Trabaja de asistenta en varios domicilios repartidos por la capital y en varios de ellos ya le han dicho que no vaya. El estigma de Vallecas pesa. “Temen que les lleve el virus”, lamenta. Su miedo, ahora, que todos caigan en cadena.
Mientras Marta se va sin querer pensar mucho en lo que viene, Lola, 46 años, espera con la mirada perdida en el kiosco de flores que tiene situado en una esquina desde hace una década. Las rosas, las margaritas o los claveles resaltaban ante su traje negro y su mirada verde y caída. Vive con 10 personas en su casa y lleva meses sin vender un ramo. Y de eso vive toda la familia. “¿Si entendería otro confinamiento? Ay, pues sí, la cosa está muy mala. Pero dios mío, solo quiero que alguien nos ayude”
Fuenlabrada: a 20 kilómetros de Sol la pobreza es peor que la covid
Hace 11 días apareció en la puerta de un centro de salud de Fuenlabrada un cartel embarazoso para el Gobierno de la Comunidad de Madrid que fue noticia en toda España: “Faltan nueve médicos de 16”. Ahí sigue todavía, pero actualizado con notas adhesivas por el personal del centro. Ahora faltan siete.
Los sanitarios se pasan el día pidiendo perdón a los vecinos que llegan enfadados para protestar porque llevan horas y horas esperando
Carteles del estilo cuelgan en la puerta de otros centros de salud de Madrid, pero ese en concreto fue recogido por los medios de comunicación porque un diputado valenciano del PP se confundió creyendo que el centro, que se llama Alicante porque está en la calle de ese nombre, se encontraba en la ciudad de Alicante. El diputado arremetió contra la gestión del Gobierno de izquierda de la Comunidad Valenciana pero sin darse cuenta se estaba metiendo un gol en propia puerta. Aquella sonrojante noticia no ha servido para que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso tape el agujero. No se trata precisamente de un centro que pueda permitirse el lujo de trabajar con menos personal. Da servicio a barrios con algunos de los peores números de contagios por coronavirus de la región.
Los sanitarios se pasan el día pidiendo perdón a los vecinos que llegan enfadados para protestar porque llevan horas y horas escuchando al teléfono una musiquita de espera con tono chill out. “En breve su llamada será atendida” dice una voz masculina de tanto en tanto. La línea está ocupada porque casi todo el personal está pasando consulta al teléfono, comunicando resultados de PCR o haciendo labores de rastreo.
La situación de colapso no varía en el centro de salud vecino, el Cuzco. Entre ambos prestan servicio a unos 50.000 de los casi 200.000 vecinos del municipio de Fuenlabrada, en el sur de la región de Madrid. Aquí los brotes comenzaron en una fecha precisa, el 17 de julio, según la directora del centro Cuzco, Mar Noguerol. Primero en una piscina, luego un funeral y luego en el club de fútbol Fuenlabrada. Desde entonces todo ha ido cuesta arriba. Cada vez más contagios. ¿Algún refuerzo? “Cero lapicero”, contesta ella.
Las zonas básicas de salud de Alicante y Cuzco han registrado 321 y 250 positivos de covid-19 en los últimos 14 días. Con esos números (el puesto 13 y 20 en tasas de incidencia en la Comunidad de Madrid) ambas son candidatas a las medidas más restrictivas que estudia el Gobierno regional y que se espera sean aclaradas este viernes.
Mucho se ha atacado al ocio nocturno por los brotes, pero un culpable mayor es la pobreza. Los sanitarios de ambos centros han comprobado cómo muchos enfermos de covid-19 son trabajadores humildes. Viajan media hora en tren a diario para llegar a la capital o alquilan una habitación en pisos compartidos donde a veces solo hay un baño.
Hay gente que no tiene ni para mascarillas, alerta la asociación local Acumafu, con sede en la zona de Cuzco. Su presidente, Marcelo Cornellá, dice que ha visto a varios vecinos recogerlas del suelo
El barrio más afectado en la zona del centro sanitario Alicante es el de San Andrés, el hogar asequible de muchos cuidadores, repartidores y obreros que trabajan por toda la región. Es un entramado de calles estrechas y bloques de viviendas viejas de cuatro alturas. Un piso en alquiler ronda los 700 euros al mes. La renta per cápita anual es de solo 7.249 euros.
Un nuevo confinamiento sería recibido por muchos como una sentencia de muerte. “Preferimos morirnos con coronavirus y no morirnos con hambre”, dice el barbero Hassan Louhabi, de 30 años. “¿Quién me va a dar de comer?”. En primavera resistió casi tres meses pagando 400 euros al mes por el alquiler de su local, más otros 300 euros de la cuota de autónomo. Dice que no ha visto ni un euro de ayudas.
Aquí el teletrabajo le suena a muchos a una moda extranjera fuera de su alcance. “Claro que sí. Si nos confinan otra vez yo puedo echar una hormigonera en casa”, bromea el albañil Jesús Alés. Está de baja laboral desde hace una semana porque un fontanero que trabaja en su empresa ha dado positivo.
Hay gente que no tiene ni para mascarillas, alerta la asociación local Acumafu, con sede en la zona del centro de salud Cuzco. Su presidente, Marcelo Cornellá, dice que ha visto a varios vecinos recogerlas del suelo. “Les preguntas y te dicen: ‘Es que no tengo dinero”. Acumafu ha repartido más de 100.000 mascarillas en Fuenlabrada desde que comenzó la pandemia, según Cornellá.
Para evitar una catástrofe social, la directora del centro de salud Cuzco cree que si la Comunidad de Madrid impone un confinamiento en estos barrios debería permitir que los trabajadores sigan acudiendo al trabajo. Algo aún mejor, añade, sería reducir las medidas a las manzanas de viviendas con más casos. “Hay que afinar con confinamientos muy selectivos para perjudicar al menor número de personas”.
Algunos afortunados en estos barrios fuenlabreños ya hacen planes para escaparse el viernes. Lorenzo Martín, un jubilado de 66 años, planea hacerse una analítica en la mañana y después dirigirse a la finca de cerezos que heredó en la sierra de Gredos. El anterior confinamiento lo pasó con su mujer en su piso en la calle de Alicante. Una tortura. “Me iré corriendo por si acaso”, dice mientras se toma una cerveza con sus colegas pensionistas. Pasar una cuarentena con espacios al aire libre es un privilegio que casi nadie puede permitirse aquí.
Vacaciones y hospitales privados en Chamberí
La cola desaparece a la hora de la comida. Los médicos y los enfermeros del centro de salud Eloy Gonzalo, la zona sanitaria con menos incidencia por coronavirus de toda la ciudad, custodian la puerta desde lo alto de las escaleras de mármol. El suyo, a la luz de los datos, debería ser un caso de relativo éxito, aunque se trate de la vieja historia del tuerto que camina ufano por el reino de los ciegos. La incidencia de 14 días ronda aquí los 200 positivos por 100.000 habitantes: muchos, pero cinco veces menos que en Vallecas.
—En realidad creo que se debe a que la gente de este barrio tiene dinero para ir a un centro privado. Aquí solo hacemos 50 o 60 PCR al día. No creo que el panorama sea muy distinto al resto de Madrid.
El que habla es un médico en bata que deriva a los pacientes en función de sus necesidades. Dice que ayer estaban entregando los resultados del día 9 o 10. Una semana de retraso es lo que lleva el área 7 del hospital Clínico. Demasiado. No le extraña que muchos vecinos, para no paralizar sus vidas y la de la gente que les rodea, acudan a un laboratorio de pago. En 24 horas tienen los resultados. Que muchos hayan optado por esto no quiere decir que su trabajo haya disminuido. “No paramos”, dice una enfermera. “Parece que estamos otra vez en marzo, claramente están aumentando los casos. Y tenemos el doble de trabajo porque atendemos todo tipo de dolencias”, explica otro.
“La sensación es la misma que en el resto de Madrid: todos conocemos ya casos cercanos, como si el virus nos fuera cercando”. Laura, vecina de Chamberí
Todos los que hablan en este reportaje son jóvenes para su gremio. A los 30 años, en el fútbol ya estarían a punto de retirarse, pero en su oficio apenas se está empezando. Cubren bajas de funcionarios con plaza fija. “Tenemos contratos de mierda, temporales”, ahonda el primer médico. Se suma de nuevo la enfermera: “Yo empalmo contratos de días, uno detrás de otro”. Ante la reciente promesa de la presidenta Díaz Ayuso de 80 millones de inversión para reformar la atención primaria, arquean las cejas, resoplan. Son escépticos.
De repente, un señor mayor entra por la puerta. Le dicen que se ha olvidado de traer un papel. Él asegura que el médico le dijo lo contrario. Alza la voz, parece una tetera a punto de ebullición. Parece que va a liarla parda, pero el enfermero, con mucha mano izquierda, reconduce la situación. Evita el problema haciendo pasar al hombre a consulta. El médico cree que esta situación ha sido un buen ejemplo de lo que pasa:
—La gente está harta y lo paga con nosotros.
Otros factores, aunque también de carácter socioeconómico, podrían explicar el bajo número de contagios. Chamberí, uno de los barrios con mayor renta de la capital, se vacía durante el verano. En agosto parece un pueblo fantasma. Muchas familias se van a la costa, como el caso de Laura e Iván. Estuvieron en Santander con su hijo de cuatro años, Pablo. Regresaron en septiembre para volver al trabajo, ella a un cargo alto de la Administración, él a la gerencia de una clínica dental. Los tres viven en un apartamento de cien metros cuadrados con vistas a un jardín y una piscina comunitaria. Laura explica:
—Puede que el descenso de población en verano y que la gente eche mano de hospitales privados haga que el número de casos aquí sea menor, eso dice la estadística. Pero la sensación es la misma que en el resto de Madrid: todos conocemos ya casos cercanos, como si el virus nos fuera cercando.
Nadie se libra. Basta echar un vistazo por la ventana para comprobar que tiene razón. Gente con mascarilla, esquiva al cara a cara con el resto de transeúntes. Interiores de bares vacíos, terrazas algo más animadas. En efecto, el virus sigue en nuestras vidas. No parece que tenga intención de marcharse.
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Covid de ricos, covid de pobres las restricciones de la segunda ola exponen las desigualdades de Madrid
Los anticuerpos formados como resultado de la infección por coronavirus persisten durante al menos cuatro meses
Como resultado de una infección por coronavirus, se forman anticuerpos en el organismo los cuales persisten durante al menos cuatro meses. La formación y persistencia de anticuerpos fueron investigadas en un estudio iniciado en marzo de 2020 por el Instituto Nacional de Salud y Bienestar (THL) y la ciudad de Helsinki.
Se incluyeron en el estudio familias con infección por coronavirus recién diagnosticada. Participan un total de 39 familias y un total de 129 sujetos, algunos de los cuales son niños.
En las familias, al menos una persona había sido diagnosticada con infección por coronavirus confirmada por PCR al comienzo del estudio. Además, durante el estudio, la infección se detectó mediante una prueba en algunos otros miembros de la familia. Durante el estudio se detectaron un total de 64 infecciones confirmadas por PCR, y se detectaron anticuerpos ven 63 casos.
Además, se encontraron anticuerpos en 17 sujetos, aunque no mostraron infección por coronavirus confirmada por PCR. Por lo tanto, se encontraron más casos de coronavirus mediante la detección de anticuerpos que mediante pruebas de PCR.
La mayoría de los infectados enfermó levemente y no requirió hospitalización.
Anticuerpos formados dentro de un mes de la infección
Casi todas las personas infectadas con coronavirus desarrollaron anticuerpos durante el primer mes de infección. La cantidad de anticuerpos disminuyó durante el seguimiento, pero hasta los cuatro meses después de la infección, los anticuerpos que reconocen la nucleoproteína viral permanecieron medibles en casi todos los sujetos.
El estudio THL también midió los anticuerpos que pueden neutralizar el virus en condiciones de laboratorio. “Si bien todavía no sabemos con certeza qué tipo de inmunidad protege contra una nueva infección por SARSCoV2, es probable que los anticuerpos neutralizantes sean importantes. Este estudio mostró que se formaron anticuerpos neutralizantes en casi todos los infectados con el coronavirus y la mayoría de ellos también persistieron durante el seguimiento”, dice Merit Melin, responsable de investigación de THL.
Se han informado resultados divergentes en estudios anteriores. Algunos estudios han demostrado que los anticuerpos decaían muy rápidamente, pero estudios más recientes han encontrado que la mayoría de los anticuerpos persiste por más tiempo.
Existen diferencias entre los estudios en cuanto a cómo y a partir de qué datos se han estudiado los anticuerpos. Sin embargo, pocos trabajos publicados anteriormente han investigado anticuerpos neutralizantes.
«Los resultados del estudio THL confirman la evidencia de que los anticuerpos y la inmunidad potencial producidos por la infección natural se mantendrían durante al menos cuatro meses», dice Melin.
Resultados prometedores para el desarrollo de vacunas.
Los resultados también son relevantes desde la perspectiva del desarrollo de vacunas. La infección natural produce anticuerpos neutralizantes que se dirigen a la proteína viral “spike” o espiga. La mayoría de las vacunas en desarrollo se basan en esta estructura.
“Dado que la vacunación también tiene como objetivo producir anticuerpos neutralizantes de larga duración, es prometedor que la inmunidad producida por la infección dure más de lo que se informó anteriormente”, dice Hanna Nohynek, médico jefe de THL.
El estudio THL examinará posteriormente si la inmunidad se mantiene de 6 a 7 meses después de la infección. Se esperan resultados durante el resto del año.
«También estamos investigando el papel de la inmunidad mediada por células en la infección por coronavirus como parte de un estudio más amplio financiado por la Academia de Finlandia», dice Melin.
THL también está investigando anticuerpos en el Corona Epidemic Serological Population Survey, que examina la propagación de un nuevo coronavirus en Finlandia y el alcance y las propiedades de la formación de anticuerpos (resistencia inmunológica) causada por él. Cada dos semanas se publica un informe sobre los resultados de anticuerpos del estudio.
Información del contacto
Merit Melin
Responsable de investigación
THL
tel. 029 524 8903
firstname.lastname@thl.fi
Hanna Nohynek
medico senior
THL
tel. 029 524 8246
firstname.lastname@thl.fi
Los anticuerpos formados como resultado de la infección por coronavirus persisten durante al menos cuatro meses
El SARS-CoV-2 puede infectar a un número significativo de mamíferos
Los hallazgos de un estudio reciente sugieren que un número significativo de mamíferos podría ser susceptible a la infección por SARS-CoV-2. La investigación, que aparece en la revista Scientific Reports, encontró que una «amplia gama» de animales vertebrados podría, en principio, contraer el SARS-CoV-2. https://www.nature.com/articles/s41598-020-71936-5
Un aspecto fundamental de los esfuerzos científicos para reducir los efectos de la pandemia de COVID-19 es el desarrollo de una vacuna.
Supongamos que se puede desarrollar una vacuna eficaz y ponerla a disposición de un número significativo de personas en todo el mundo. En ese caso, las tasas de transmisión del virus deberían ser lo suficientemente bajas como para permitir que los países comiencen a relajar las medidas de emergencia implementadas para reducir la propagación del virus.
Sin embargo, aunque sin duda es una parte crucial del rompecabezas, los humanos no son la única especie afectada por el SARS-CoV-2. Como una especie de coronavirus, el SARS-CoV-2 surgió de un animal no humano, que se cree que posiblemente sea un murciélago de herradura y pasó a través de un animal intermedio no humano que aún no se ha determinado. Por lo tanto, no debería sorprendernos que los animales no humanos también sean susceptibles al virus.
Sin embargo, lo que se desconoce actualmente es qué tipos de animales son susceptibles, qué tan susceptibles son y qué probabilidades hay de que transmitan el virus. Esto es importante porque si el virus puede infectar a otros animales no humanos, como mascotas o ganado, las personas que entran en contacto regularmente con estos animales pueden transmitirles el virus y viceversa.
Ya existen informes de infecciones en gatos domésticos, así como en leones y tigres. Mientras tanto, los estudios de laboratorio de células animales sugieren que una amplia gama de animales podrían albergar el virus.
Al comprender mejor qué animales son susceptibles al virus, se pueden implementar prácticas de higiene para minimizar los riesgos de transmisión a los humanos, así como los daños al ganado y otros animales.
Para identificar qué especies podrían ser susceptibles al virus, y por lo tanto deberían ser el foco de la investigación futura, los investigadores detrás del presente estudio desarrollaron un sistema de modelado por computadora.
El SARS-CoV-2 infecta una célula huésped al unirse a las proteínas ACE2. Es muy eficaz en esto en humanos. Además de las proteínas ACE2, la serina proteasa transmembrana TMPRSS2 es fundamental para la capacidad del virus de infectar una célula huésped.
Sin embargo, las proteínas ACE2 y TMPRSS2 varían entre especies, por lo que el virus puede infectar células animales no humanas.
Mediante el uso de sofisticados modelos informáticos basados en una variedad de datos, los investigadores pudieron identificar especies que, en teoría, pueden ser más susceptibles al virus que otras. Según el primer autor del estudio, Su Datt Lam, estudiante de doctorado en el departamento de Biología Estructural y Molecular de la University College London (UCL) y en la Universidad Nacional de Malasia:
“A diferencia de los experimentos de laboratorio, los análisis computacionales que diseñamos se pueden ejecutar de forma automática y rápida. Por lo tanto, estos métodos podrían aplicarse fácilmente a futuros brotes de virus que, lamentablemente, se están volviendo más comunes debido a la invasión humana de los hábitats naturales”.
Los investigadores encontraron que una «amplia variedad» de animales vertebrados podría, en principio, contraer el SARS-CoV-2. En total, los investigadores encontraron evidencia de que 26 especies animales que regularmente entran en contacto con las personas pueden ser susceptibles a la infección por el SARS-CoV-2.
En particular, encontraron que es probable que el proceso de unión entre el virus y la proteína ACE2 del huésped en ovejas y grandes simios sea tan fuerte como en humanos. Las ovejas son una preocupación particular, dada su prevalencia en entornos agrícolas en muchas partes del mundo.
El estudio también encontró que es poco probable que la mayoría de los peces, aves y reptiles sean susceptibles al virus.
Sin embargo, los investigadores enfatizan que su estudio no demuestra con certeza que estos animales sean susceptibles al virus. Por el contrario, sugiere una probabilidad significativa de que este sea el caso, lo que justifica una investigación más detallada para confirmar estos hallazgos.
No obstante, es valioso poder analizar rápidamente la susceptibilidad potencial de un gran número de animales. Para la autora principal del estudio, la profesora Christine Orengo, de UCL Structural & Molecular Biology, “queríamos ver más allá de los animales que se habían estudiado experimentalmente, para ver qué animales podrían estar en riesgo de infección, lo cual justificaría una mayor investigación y un posible seguimiento «.
“Los animales que identificamos pueden estar en riesgo de sufrir brotes que podrían amenazar a las especies en peligro de extinción o dañar los medios de vida de los agricultores. Los animales también pueden actuar como reservorios del virus, con el potencial de volver a infectar a los humanos más adelante, como se ha documentado en las granjas de visones”, añade el profesor Orengo.
Dada la probabilidad de que el virus se transmita a muchas más especies de las que actualmente se sabe que infectan, los investigadores plantean la necesidad de nuevas orientaciones sobre el seguimiento y manejo de animales por parte de los seres humanos.
Según una coautora del estudio, la profesora Joanne Santini, de UCL Structural & Molecular Biology, “[para] proteger a los animales, así como para protegernos del riesgo de un día contraer COVID-19 de un animal infectado, necesitamos una vigilancia a gran escala de los animales, en particular las mascotas y los animales de granja, para detectar casos o grupos desde el principio mientras aún son manejables «.
“También puede ser importante emplear medidas de higiene al tratar con animales, similares a los comportamientos que todos hemos estado aprendiendo este año para reducir la transmisión, y que las personas infectadas se aíslen de los animales y de otras personas”, continúa.
Referencia:
El SARS-CoV-2 puede infectar a un número significativo
Una posible explicación para los casos asintomáticos de COVID-19 y la ausencia de síntomas al principio del curso de infecciones graves
Un estudio reciente en animales sugiere que el SARS-CoV-2 podría desactivar una vía de señalización del dolor. Esto puede ayudar a explicar por qué tantos casos de COVID-19 no causan síntomas y por qué las tasas de transmisión son tan altas. El estudio aparece en la revista Pain.
Las estimaciones varían ampliamente, pero según las mejores estimaciones actuales de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el 40% de las personas con COVID-19 pueden no experimentar síntomas. Estas personas pueden continuar con sus actividades diarias como de costumbre, sin necesariamente darse cuenta de que han contraído el virus. Esto puede hacer que lo propaguen involuntariamente. Por esta razón, algunos científicos se refieren a las personas sin síntomas como «esparcidores silenciosos».
Los CDC también estiman que hasta el 50% de toda la transmisión del SARS-CoV-2 ocurre antes de la aparición de los síntomas.
Un estudio reciente proporciona una posible explicación para los casos asintomáticos y la ausencia de síntomas al principio del curso de infecciones más graves. El SARS-CoV-2 accede a sus células huésped a través de un receptor en su membrana externa llamado ACE2. Las proteínas de pico que le dan al coronavirus su característica apariencia de corona se adhieren a estos receptores. Sin embargo, el virus también puede invadir las células cuando sus espigas se unen a otro receptor de membrana llamado neuropilina.
El compañero de unión habitual de este receptor se llama factor de crecimiento endotelial vascular A (VEGF-A), que, entre otras cosas, promueve el crecimiento de los vasos sanguíneos. Fundamentalmente, cuando el VEGF-A se une a la neuropilina, también estimula una vía de señalización del dolor en el sistema nervioso. Investigadores de la Universidad de Arizona en Tucson han descubierto ahora que la proteína spike del SARS-CoV-2 bloquea estas vías del dolor cuando se fija en la neuropilina. Esto sugiere que el virus adormece el dolor de la infección, posiblemente hasta el punto de que las personas sienten pocos o ningún síntoma al comienzo de la enfermedad.
Los hallazgos de este estudio aparecen en la revista Pain.
SARS-CoV-2 Spike protein co-opts VEGF-A/Neuropilin-1 receptor signaling to induce analgesia
https://journals.lww.com/pain/Abstract/9000/SARS_CoV_2_Spike_protein_co_opts.98244.aspx
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Un 95% de los voluntarios, sin efectos adversos a la vacuna china de Sinovac contra el Coronavirus
El 94,7% de los más de 50.000 voluntarios en China que han recibido la vacuna contra el coronavirus CoronaVac, del laboratorio chino Sinovac, no han presentado ningún efecto adverso, según un estudio presentado este miércoles en la ciudad brasileña de Sao Paulo.
Los resultados de los ensayos clínicos realizados en China señalaron que tan solo un 5,3% de los vacunados registró efectos adversos, todos de «baja gravedad», según explicó en una rueda de prensa el gobernador del estado de Sao Paulo, donde también se realizan pruebas con voluntarios de la fórmula.
La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), autorizó el miércoles próximo pasado el aumento de 9.000 a 13.060 el número de voluntarios de esa vacuna china, que además de Sao Paulo, donde se prepara su producción, será probada en los estados de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul (centro-oeste).
La vacuna de Sinovac, que en Latinoamérica se produce en cooperación con el instituto brasileño Butantan, con sede en Sao Paulo, se encuentra en la última fase de ensayos en adultos a gran escala en países como Brasil, Indonesia o Turquía.
Sinovac ya había anunciado a inicio de este mes los resultados de los ensayos de su vacuna CoronaVac en las fases 1 y 2 habían mostrado “buena seguridad e inmunogenicidad” en adultos sanos mayores de 60 años al igual que lo hicieron entre las personas de entre 18 y 59 años.
Información disponible en:
Conexion Megalabs - CoronaVac
Más del 10% de pacientes que desarrollan Covid19 grave, tienen anticuerpos que atacan al propio sistema inmunitario
Más del 10% de pacientes que desarrollan Covid-19 grave, algunos de ellos jóvenes y sanos, tienen anticuerpos erróneos (o autoanticuerpos) que atacan al propio sistema inmunitario, y al menos otro 3,5% son portadores de mutaciones genéticas que afectan a su respuesta inmunitaria.
En ambos grupos el resultado es básicamente el mismo. Los pacientes presentan un defecto de la inmunidad mediada por los interferones tipo I. Se trata de un grupo de 17 proteínas cruciales para la protección de nuestras células frente a las infecciones virales. El hallazgo podría contribuir a identificar personas con riesgo de sufrir una infección grave y a personalizar los tratamientos. Estos descubrimientos han sido publicados en dos artículos en la revista Science:
Los resultados han sido obtenidos por investigadores del COVID Human Genetic Effort https://www.covidhge.com/ en el que colaboran cientos de centros y ha recabado muestras de pacientes de todo el mundo para estudiar si pudiera haber alguna base genética que explicara las diferencias de gravedad producidas por el SARS-Cov-2.
La enfermedad de Parkinson puede iniciarse en el cerebro o en los intestinos
La enfermedad de Parkinson puede iniciarse en el cerebro o en los intestinos, lo que explica por qué los pacientes con Parkinson describen síntomas muy diferentes. Ésta es la conclusión de un estudio publicado en la revista Brain.
“Hasta ahora, muchas personas han visto la enfermedad como relativamente homogénea y la han definido basándose en los trastornos clásicos del movimiento. Pero al mismo tiempo, nos ha intrigado la razón por la que había una diferencia tan grande entre los síntomas del paciente. Con este nuevo conocimiento, los diferentes síntomas cobran más sentido y esta es también la perspectiva en la que se deben ver las investigaciones futuras”, dice el Prof. Per Borghammer del Departamento de Medicina Clínica de la Universidad de Aarhus y el Hospital Universitario de Aarhus, Dinamarca. Los investigadores se refieren a los dos tipos de enfermedad de Parkinson como el «Body first» y «Brain first»
Saludamos afectuosamente a todos los farmacéuticos de Latinoamérica en su día
Reconocemos y apoyamos el rol de estos profesionales en la prevención de enfermedades, promoción de la salud y seguimiento de tratamientos. Resaltamos su labor en el contexto de la pandemia, tanto para detener su propagación como para garantizar siempre el acceso a los medicamentos.
Las bacterias podrían ser la clave en la identificación de tratamientos para COVID-19
Una investigación publicada en la revista científica Nature indica que las bacterias podrían ser la clave para la curación del COVID-19. El equipo del Instituto Israelí de Ciencia Weizmann ha identificado las moléculas que las bacterias producen para protegerse frente a infecciones virales.
Estas moléculas también pueden ser sintetizadas en laboratorios y tienen la misma capacidad de defensa contra virus si son introducidas en células humanas infectadas. Por esta razón ya se están poniendo a prueba en tejido humano.
Un laboratorio israelí, Pantheon Biosciences, ha comprado ya los derechos para desarrollar una medicación antiviral a partir de este descubrimiento.
El jefe de la investigación aseguró que este descubrimiento podría ayudar a crear tratamientos que curen diferentes virus. “Y tal vez ofrecer una solución para la próxima pandemia”
Articulo disponible en
https://www.nature.com/articles/s41586-020-2762-2
Conexion Megalabs - Las bacterias podrían ser la clave el tratamiento