Impacto del COVID-19 en las emisiones de gases de efecto invernadero: una revisión crítica

El brote mundial del coronavirus 2019 (COVID-19) ha planteado graves problemas para la salud humana, el medio ambiente, la energía y la economía en todo el mundo. Las estrictas medidas para controlar la propagación del COVID-19 provocaron una importante ralentización de las actividades económicas que, a su vez, afectaron al medio ambiente al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), en concreto los niveles de CO2 atmosféricos.

Con la dependencia global de la energía de los combustibles fósiles, las condiciones ambientales, sociales y económicas en todo el mundo son inestables. La quema de combustibles fósiles para satisfacer la demanda de energía tiende a liberar grandes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI), como CO2, CH4, NO2, etc., y provoca efectos atroces en el clima. Según las observaciones realizadas, la industrialización y el uso de vehículos basados en combustibles fósiles están causando un drástico aumento de las emisiones de GEI, de las cuales el transporte es responsable de la quinta parte de las emisiones totales de CO2, con una contribución del 75% del transporte por carretera. En particular, la propagación del nuevo coronavirus (COVID-19) ha creado una influencia sin precedentes en el consumo mundial de energía y en las emisiones de gases de efecto invernadero debido al cierre impuesto por los gobiernos y a la paralización virtual de las principales actividades económicas.

Durante el periodo de cierre inicial, las restricciones a los transportes aéreos internacionales y a las industrializaciones redujeron sustancialmente las emisiones de CO2, según han demostrado varios estudios. Por lo general, tras analizar los datos de las emisiones de seis regiones económicas de 69 países, se observó una reducción total del 17% de las emisiones diarias de CO2 en abril de 2020, en contraste con el nivel medio de 2019. Además, se informó un descenso global del 7,8% en las emisiones de CO2 debidas al consumo de combustibles fósiles durante el primer cuarto de 2020 en comparación con el primer cuarto de 2019.

La pandemia de COVID-19 expone una visión clave para el cambio climático global. Por lo general, las paradas durante la pandemia, incluso durante un periodo de tiempo limitado, provocaron un descenso considerable de las emisiones de GEI en todo el mundo, lo que sugiere la importancia de reducir el consumo de combustibles fósiles y la disminución de las emisiones de las industrias.

La pandemia de ha tenido un impacto considerable en las emisiones GEI y las lecciones a corto plazo pueden ser significativamente útiles para formar políticas efectivas y sostenibles para cuestiones ambientales y energéticas.

Referencia del estudio:
Abhinandan Kumar, Pardeep Singh, Pankaj Raizada, Chaudhery Mustansar Hussain, Impact of COVID-19 on greenhouse gases emissions: A critical review, Science of The Total Environment, Volume 806, Part 1, 2022, 150349, ISSN 0048-9697, https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2021.150349.


El impacto de la pandemia de COVID-19 en la investigación clínica

La pandemia de COVID-19 ha movilizado a la comunidad científica mundial, especialmente en las ciencias de la vida. En los primeros tres meses, la cantidad de artículos científicos sobre COVID-19 fue cinco veces mayor que la cantidad de artículos sobre la influenza porcina H1N1.
Del mismo modo, se disparó el número de ensayos clínicos relacionados con la profilaxis y los tratamientos de la COVID-19

Gracias a la rápida movilización de la comunidad científica mundial, las vacunas contra el COVID-19 se han desarrollado en un tiempo récord. A pesar de este éxito innegable, existe una creciente preocupación por las consecuencias negativas de la COVID-19 en la investigación de ensayos clínicos, y muchos proyectos se posponen.

Según Evaluate Pharma, los ensayos clínicos fueron una de las primeras víctimas de la pandemia, con un número récord de 160 estudios suspendidos por motivos relacionados con la COVID-19 en abril de 2020, lo que reportó un total de 1200 ensayos suspendidos hasta julio de 2020.
Como consecuencia, los investigadores clínicos se han visto perjudicados por la reducción del acceso a las infraestructuras de investigación sanitaria.

En un terreno diferente, Shan y sus colegas encontraron que los artículos no relacionados con COVID-19 disminuyeron a medida que aumentaban los artículos relacionados con COVID-19 en las principales revistas de investigación clínica. Fraser y su compañero de trabajo descubrieron que los preprints de COVID-19 recibieron más atención y citas que los preprints que no son de COVID-19. Más recientemente, Hook y Porter han encontrado algunas pruebas preliminares de ‘covidización’ de la investigación académica, con subvenciones y resultados de investigación desviados a la investigación de COVID-19 en 2020.

En este contexto, este año, se publicó un artículo que tuvo por objetivo investigar si la pandemia de COVID-19 ha inducido un cambio en las publicaciones biomédicas hacia la producción científica relacionada con COVID-19. Los autores corroboraron los hallazgos previos sobre el aumento de publicaciones relacionadas con COVID-19, desplazando parcialmente la investigación en campos de investigación no relacionados con COVID-19, particularmente la investigación relacionada con ensayos clínicos.

La caída en la investigación de ensayos podría tener graves consecuencias para los pacientes afectados por enfermedades potencialmente mortales, ya que retrasará el acceso a nuevos y mejores tratamientos. También confirmaron el impacto de COVID-19 en la producción de publicaciones de acceso abierto. Además de esto, los autores mostraron evidencia sólida sobre el efecto ponderado del impacto de COVID-19 y la investigación financiada por subvenciones, destacando el fuerte efecto de desplazamiento de COVID-19 en la asignación de recursos financieros. Los autores también concluyeron que los patrones de uso de los términos MeSH (del inglés Medical Subject Headings) han cambiado; ocupando un papel mucho más prominente en 2020 que en los años anteriores.

La comunidad científica se pregunta, hasta qué punto deberían los científicos cambiar sus esfuerzos hacia la prevención, el tratamiento o la mitigación del SARS-CoV-2.

  • Los hallazgos muestran que el COVID-19 impactó dramáticamente la investigación clínica.
  • La reactivación de las actividades de ensayos clínicos que han sido pospuestas o suspendidas por causas relacionadas con el COVID-19 es una prioridad que debe ser considerada.
  • Además, es necesario reorientar los incentivos hacia la investigación básica y áreas de investigación biomédica descuidadas o temporalmente abandonadas.

Referencia del estudio:
Riccaboni M, Verginer L (2022) The impact of the COVID-19 pandemic on scientific research in the life sciences. PLoS ONE 17(2): e0263001. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0263001


¿Un suplemento alimenticio para el manejo del síndrome post-COVID?

La gran mayoría de los pacientes con COVID-19 experimentan fatiga, cansancio extremo y síntomas que persisten más allá de la fase activa de la enfermedad, lo que se denomina síndrome post-COVID (SPC). Aunque se han realizado esfuerzos para descubrir el mecanismo por el cual el virus causa estos efectos nocivos, se han publicado pocos artículos sobre los factores subyacentes al mismo. En esta línea, numerosos estudios de la literatura apoyan el uso de suplementos alimenticios y compuestos naturales sobre la base de sus propiedades inmunomoduladoras, antiinflamatorias, antioxidantes y antivirales; sin embargo, su eficacia en el tratamiento de SPC aún no se ha evaluado en ensayos clínicos bien estructurados.

El objetivo de una revisión realizada por Naureen Z y colaboradores a finales del 2021 tuvo como objetivo recopilar información sobre el SPC, su base etiológica y destacar de qué forma los suplementos nutricionales pueden mitigar o aliviar la fatiga crónica, los trastornos gastrointestinales y las reacciones inflamatorias asociadas.

En este estudio observacional piloto, se evaluó el efecto de un suplemento alimenticio que contiene hidroxitirosol, acetil L-carnitina y vitaminas B, C y D para mejorar la fatiga crónica percibida en 20 pacientes que se recuperaron de COVID-19 pero tenían SPC caracterizado por fatiga crónica. El grupo control consistió en 20 pacientes que no habían tenido la enfermedad y no fueron tratados con el suplemento. El suplemento se administró durante 15 días y se comparó el estado energético y psicológico de ambos grupos.

Luego del tratamiento, los usuarios del suplemento registraron mejoras superiores en el estado energético y psicológico que el grupo control. En este sentido, los niveles de energía informados se duplicaron (+ 123 %) y los niveles de cansancio y tensión se redujeron a la mitad, -51 % y -48 % respectivamente. El grupo control informó un aumento en la energía y la calma, y una disminución en el cansancio y la tensión, pero ambos fueron mucho menores que los registrados por el grupo tratado con el suplemento alimenticio (Figura 1).

Figura 1. Representación gráfica de los cambios en el estado energético desde el estado inicial. Los usuarios del suplemento muestran un mayor aumento en las puntuaciones de energía y calma y una mayor disminución en las puntuaciones de cansancio y tensión en comparación con el grupo de no usuarios.

En base a los resultados obtenidos, se sugiere que el suplemento alimenticio compuesto por hidroxitirosol, acetil L-carnitina y vitaminas B, C y D podría ayudar a la recuperación de pacientes con SPC.

Ver artículo completo en: https://www.europeanreview.org/wp/wp-content/uploads/67-73.pdf


Efectos a largo plazo en la salud mental post COVID-19

La lo largo de la pandemia de COVID-19 se han documentado alteraciones en la salud mental en las personas durante la infección activa con SARS-CoV-2. Sim embargo, las consecuencias a largo plazo son menos claras.

Se realizó una revisión sistémica de 33 estudios, involucrando un total de 6743 participantes que reportaran síntomas de ansiedad generalizada, depresión, trastorno de estrés post traumático (TEPT) o trastornos del sueño al menos un mes después de presentar COVID-19, con el fin de investigar la salud mental a largo plazo.

La mediana de edad de los participantes de los estudios fue de 57.8 años con un 63% de hombres y un 37% de mujeres. Los resultados fueron evaluados de 1 a 6 meses luego de la infección con SARS-CoV-2.

Ansiedad:

Se evaluó la ansiedad en 3431 personas con casos leves a moderados de COVID-19 y en 309 personas con casos graves de COVID-19. El 17.52% de las personas con casos leves a moderados experimentaron síntomas de ansiedad levemente graves y el 19.03% de las personas con casos graves de COVID -19 experimentaron al menos síntomas leves de ansiedad.

Los hallazgos de ansiedad fueron comparables con los de la población en general. Los resultados fueron comparables a estudios similares realizados en público en general durante la pandemia, lo que indica una ansiedad a largo plazo relativamente limitada en pacientes con COVID-19. El análisis de sensibilidad reveló una disminución de la ansiedad en un seguimiento mayor a tres meses luego de la infección. En general la evidencia presentada no sugiere aumento significativo de la ansiedad luego de la infección por COVID-19.

Depresión:

Se evaluó la depresión en 4935 personas con casos leves a moderados de COVID-19 y 309 personas con casos graves. El 18.85% de las personas con casos leves a moderados presentaron al menos síntomas leves de depresión, mientras que para aquellos con casos graves de COVID-19, el 20.39% experimentaron al menos síntomas leves.

Los estudios de cohortes seguidos por más de tres meses luego de la infección tuvieron la mitad de prevalencia de depresión en comparación con las que fueron seguidas por menos de tres meses, reportando una prevalencia de 10,36% y 20,84% respectivamente.

Similar a la ansiedad, las puntuaciones medias de depresión para cada estudio indicaron niveles leves o nulos. La prevalencia combinada de todos los estudios que informaron depresión no fue más alta de lo que se esperaría en el público en general durante la pandemia de COVID-19. Dos estudios informaron una baja prevalencia de trastornos del estado de ánimo, y otros estudios afirmaron que la ansiedad y la depresión a largo plazo en pacientes con COVID-19 son similares a los niveles previos a la pandemia. El análisis de sensibilidad mostró una reducción a la mitad de la prevalencia de la depresión en estudios con un seguimiento más prolongado.

Trastorno de estrés post traumático (TEPT):

Se evaluó el TEPT en 3405 personas con casos no graves de COVID-19 y 200 personas con casos graves. La prevalencia de TEPT fue del 17.68% en personas con casos no graves de COVID-19 y 19% en aquellas personas con casos graves.

La prevalencia del TEPT en estudios de cohortes con seguimiento de más de tres meses fue ligeramente superior a la del seguimiento de menos de tres meses en 18,99 % y 12,19 %, respectivamente.

La baja prevalencia no respalda una asociación entre COVID-19 y el TEPT a largo plazo. El análisis de sensibilidad reveló una disminución en la prevalencia de TEPT con un seguimiento más prolongado.

Trastornos del sueño:

Se evaluó el sueño en 1454 personas con casos leves a moderados de COVID-19 y en 30 personas con casos graves de COVID-19. La prevalencia de alteraciones del sueño fue del 36.59% en personas con casos laves a moderados de COVID-19 y 40% en los casos graves, aunque en este último caso, los participantes indicaron que las alteraciones en el sueño que experimentaban no incluían dormir mal. La prevalencia fue comparable con las alteraciones de sueño generales en la población a principios de la pandemia.

La aparición de algunos síntomas relacionados a la salud mental luego de padecer COVID-19 puede ser el resultado de la infección misma. Los estudios de coronavirus anteriores, modelos animales y análisis cerebrales post mortem de pacientes con COVID-19 proporcionan evidencia de que el SARS -CoV-2 puede penetrar la barrera hematoencefálica. Una vez en el cerebro, el virus puede desencadenar una respuesta inmune que resulte en la secreción de interleucinas, factor de necrosis tumoral y óxido nítrico. Estos se han relacionado con trastornos del estado de ánimo y trastornos del sueño, lo que proporciona algunos indicios de mecanismos neurológicos a través de los cuales la infección viral puede tener efectos causales en la aparición de trastornos psiquiátricos.

Es posible que los factores psicosociales indirectos puedan ser el mecanismo principal de cualquier aumento del nivel de ansiedad y depresión. Se ha demostrado que los factores ambientales externos, como las medidas de cuarentena y confinamiento introducidas durante el inicio de la pandemia, actúan como factores de riesgo de trastornos psiquiátricos. Además, se ha demostrado que los factores psicológicos, sociales y relacionados con el trabajo están asociados a consecuencias en la salud mental. Esto hace que el mecanismo de los efectos psiquiátricos sea complejo y difícil de desentrañar.

A partir de los resultados de este estudio, los datos actuales parecen indicar una asociación limitada entre el seguimiento a largo plazo después de la infección por SARS-Cov-2 y los trastornos psiquiátricos. Esto sugiere que el aumento global de las secuelas en la salud mental es más probable que se deba a factores psicosociales que a un efecto directo a largo plazo del virus.

En conclusión, la mayoría de los estudios informaron ansiedad, depresión y trastornos del sueño a corto plazo después de COVID-19. Sin embargo, los síntomas a más largo plazo coincidieron con los de la población general, lo que sugiere que el deterioro podría atribuirse a los efectos indirectos de los factores psicosociales de la COVID-19.

Referencia:
Nicole Wallbridge Bourmistrova, Tomas Solomon, Philip Braude, Rebecca Strawbridge, Ben Carter. Long-term effects of COVID-19 on mental health: A systematic review. Journal of Affective Disorders, Volume 299, 2022, Pages 118-125, ISSN 0165-0327. DOI: https://doi.org/10.1016/j.jad.2021.11.031


Síndrome post- COVID: un nuevo desafío para la medicina

La gran preocupación planteada por la pandemia de SARS-CoV2 sobre la gestión de la salud pública y el impacto social sigue siendo objeto de debate, particularmente porque el COVID-19 puede afectar a los pacientes infectados mucho más tiempo de lo esperado por una típica enfermedad viral.

La comunidad científica se pregunta acerca de la etiopatogenia y el desarrollo clínico de esta sintomatología compleja que se engloba bajo el nombre de Síndrome post-COVID.
El Síndrome post-COVID muestra síntomas, tales como afecciones gastrointestinales, fatiga crónica, migraña intensa y “niebla mental” conocido también como “Brain Fog”, recordando perfectamente los síntomas manifestados por los pacientes que sufren de síndrome de fatiga crónica y de la encefalomielitis miálgica (SFC/EM).

Un número significativo de pacientes después de su recuperación siguen teniendo síntomas al menos tres meses después de la aparición de COVID-19, incluso si se repiten las pruebas moleculares ya no muestran SARS-CoV2 en los hisopados. Los síntomas más comunes como se mencionó anteriormente son agotamiento, dolor generalizado, dificultad para respirar, deterioro cognitivo, incapacidad para hacer ejercicio, dolores de cabeza e interrupción del sueño. Como el COVID-19 es una enfermedad nueva y desconcertante, no contamos con información suficiente para sobre cómo manejar el Síndrome post-COVID. Además, hasta el momento no es posible pronosticar quién desarrollará este Síndrome.

Hasta la fecha, la gravedad no parece estar correlacionados con la naturaleza y extensión de los síntomas durante la fase aguda de la infección por SARS-CoV2. Por lo tanto, incluso los sujetos que sólo han presentados formas leves o moderadas de COVID-19, puede desarrollar un Síndrome post-COVID, mientras que los pacientes que en cambio se vieron afectados por la forma grave de la enfermedad pueden volver a la normalidad en unos dos meses.

El síndrome post-COVID con los síntomas antes mencionados, es aún más probable que ocurra en personas mayores 50 años, es decir, individuos con comorbilidad (dos o tres enfermedades crónicas) y personas que han experimentado formas graves de COVID-19. Si bien no hay una definición ortodoxa de lo que se conoce como Síndrome post- COVID, una posible definición puede venir de la observación de pacientes que han sido diagnosticado con SARS-CoV2.

Fundamentalmente, podemos caracterizar dos cohortes de los pacientes que han sido afectados por el síndrome post-COVID: a) un primer grupo que experimentó algún tipo de daño en los pulmones, el corazón, hígado, riñones o cerebro, que no sabemos si será permanente o si se resolverá con el tiempo; b) personas que continúan experimentando síntomas debilitantes como agotamiento, fatiga, incluso después de un esfuerzo pequeño o moderado, brain fog, dolor muscular y articular y cuadro seudogripal crónico, incluso sin evidencia directa de daño a los órganos, especialmente a los pulmones. La evidencia que el SARS-CoV2 se dirige a los epitelios que expresan los receptores ACE2
puede explicar la implicación orgánico-sistémica del síndrome post-COVID.

Un tratamiento, desarrollado dentro de la Sociedad Italiana de Oxígeno Ozonoterapia
(SIOOT) utiliza la terapia de oxígeno-ozono para COVID-19 lo cual proporcionó evidencia alentadora en numerosos pacientes que sufren de SFC/EM. El ozono puede actuar como un sintonizador maestro de la respuesta inmune y, por lo tanto, puede ser útil también en el tratamiento del Síndrome post- COVID-19.

Las secuelas clínicas del síndrome post-COVID-19 todavía están surgiendo y, por lo tanto, deben ser
estudiadas en profundidad. Sin duda es un problema médico de gran impacto en la población.

Artículo disponible en: https://www.europeanreview.org/article/26154


Día Mundial del Riñón

La Enfermedad Renal Crónica (ERC) la padece el 10% de la población mundial

Los riñones filtran los desechos y el exceso de líquidos de la sangre, que luego son eliminados en la orina.

Cuando la enfermedad renal crónica alcanza una etapa avanzada, niveles peligrosos de líquidos, electrolitos y los desechos pueden acumularse en el cuerpo.

Signos y síntomas:
Náuseas, vómitos, pérdida de apetito, fatiga, problemas de sueño, cambios en la orina, disminución de la agudeza mental, espasmos musculares y calambres, hinchazón de pies y el tobillo y presión arterial alta.

Factores que pueden aumentar el riesgo de ERC:
Diabetes, la presión arterial alta, enfermedades del corazón, el tabaquismo y obesidad.

Reglas de oro para cuidar la salud del riñón

  • Mantenerse en forma y activo
  • Controlar los niveles de glucosa en sangre y presión arterial
  • Comer saludablemente y mantener tu peso bajo control
  • Tomar abundante agua
  • No fumar
  • No automedicarse
  • Controlar la función renal si tienes uno o más factores de alto riesgo (diabetes, obesidad, presión alta)

Con un simple examen de sangre y orina puede conocerse el estado de la salud del riñón.

Un diagnóstico llevado a cabo de manera precoz permite instaurar tratamientos específicos, así como medidas que retrasen la perdida de la función renal.


Efectos de la pandemia por COVID 19 en los síntomas neuropsiquiátricos en personas con demencia y en la salud mental de sus cuidadores

Como una emergencia de salud global, la rápida propagación de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) condujo a la implementación de restricciones generalizadas (por ejemplo, cuarentena, medidas de distanciamiento físico/social).

Sin embargo, si bien estas restricciones reducen la propagación viral de COVID-19, pueden exacerbar los síntomas cognitivos y conductuales en pacientes con demencia y aumentar la presión sobre los cuidadores de estos pacientes. Se evaluó el impacto de la COVID-19 y las restricciones relacionadas tanto en los cuidadores como en las personas que viven con demencia en todo el mundo. Se realizó una encuesta internacional (Australia, Alemania, España y los Países Bajos) para evaluar el impacto del COVID-19 en los cuidadores y las personas que viven con demencia. Las personas con demencia experimentaron un empeoramiento de los síntomas neuropsiquiátricos desde el brote de COVID-19, más comúnmente depresión, apatía, delirios, ansiedad, irritabilidad y agitación.

Síntomas neuropsiquiátricos, que se vieron empeorados, reportados en estudios de cohortes posteriores al comienzo de la COVID-19

Los análisis de regresión revelaron que la comprensión limitada de la enfermedad por lCOVID-19 y el hecho de no vivir con el cuidador se asociaron con un empeoramiento de los síntomas neuropsiquiátricos. Los cuidadores también informaron disminución de su propia salud mental, aumento del estrés y reducción de los círculos sociales como resultado de la COVID-19 y las restricciones relacionadas. Los análisis de regresión revelaron incertidumbre sobre el futuro y la soledad lo que fue asociado con un empeoramiento de la salud mental del cuidador.

Salud mental, estrés y reducción del círculo social reportado por el cuidador del individuo con demencia.

El estudio tiene implicaciones clínicas importantes, destacando la necesidad urgente de intervenciones dirigidas a la alfabetización en salud y el manejo de los síntomas psicológicos y conductuales en los pacientes, mejorando la socialización y el apoyo psicológico para los cuidadores. Los hallazgos de este estudio brindan un enfoque para mantener los servicios de atención y salud, y para el desarrollo de protocolos compasivos que satisfagan las necesidades complejas de las personas que viven con demencia y de sus cuidadores.

Referencia del estudio:
Wei, G., Diehl-Schmid, J., Matias-Guiu, J.A. et al. The effects of the COVID-19 pandemic on neuropsychiatric symptoms in dementia and carer mental health: an international multicentre study. Sci Rep 12, 2418 (2022). https://doi.org/10.1038/s41598-022-05687-w


#EscuchamosTuVoz

¿Cómo crees que Megalabs te habilita a contribuir al lema planteado por ONU Mujeres?

Natalia Pistorio

Poen Argentina

“Desafiemos los estereotipos de género, la discriminación y los prejuicios. Habilitemos a más mujeres en posiciones de liderazgo por un futuro mejor y más sostenible”.

Gracias Natalia Pistorio de Laboratorios Poen por compartir tu experiencia y ser parte de esta iniciativa.

Minella Restifo

Megalabs Venezuela

“La voz de las mujeres necesita apoyo, recursos, valor y reconocimiento.
La igualdad es la idea de que hombres y mujeres merecemos gozar de los mismos derechos y oportunidades”.

Gracias Minella Restifo de Megalabs Venezuela por compartir tu experiencia y ser parte de esta iniciativa.

Avis Samara Matallana

Megalabs Colombia

“Nos sumamos al desafío de amplificar las voces que reconocen la importancia de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres para lograr un mañana sostenible”.

Gracias Avis Samara Matallana Barrera de Megalabs Colombia por compartir tu experiencia y ser parte de esta iniciativa.

#Díadelamujer

#8M

#onumujeres

#Megalabs


La terapia digital reduce el estrés en trabajadores de atención primaria en la pandemia por COVID-19

En solo unos pocos años, la terapia digital se ha convertido en una nueva frontera emocionante en el cuidado de la salud. La terapia digital brinda intervenciones terapéuticas basadas en evidencia a los pacientes a través de aplicaciones de software y están destinadas a prevenir, controlar o tratar afecciones físicas, mentales y conductuales.

El nuevo coronavirus-19 (COVID-19) ha tenido un enorme costo físico, social y emocional en los trabajadores de atención médica de primera línea. La investigación ha documentado niveles más altos de ansiedad, depresión y agotamiento entre los trabajadores de la salud durante la pandemia. Además, la investigación preliminar sugiere que los proveedores de atención médica pueden tener un mayor riesgo de sufrir un trastorno de estrés postraumático. Por estas razones, ahora más que nunca se necesitan soluciones creativas que brinden apoyo psicológico a los trabajadores de atención médica que se encuentran en la primera línea de atención.

Se ha propuesto a la realidad virtual como una tecnología con posibles aplicaciones psicológicas como la reducción del estrés.

En un estudio se probó una simulación de Tranquil Cinematic-VR de tres minutos en una escena de la naturaleza para reducir el estrés subjetivo entre los trabajadores de atención médica de primera línea en las unidades de tratamiento de COVID-19.

Se reclutaron 102 participantes, trabajadores de atención médica de primera línea, incluidos proveedores de atención directa, proveedores de atención indirecta y servicios administrativos o de apoyo, de tres unidades COVID-19 ubicadas en los Estados Unidos, durante el año 2021. Los criterios de inclusión para la participación incluyeron adultos mayores de 18 años que podían leer y hablar en inglés y que actualmente estaban empleados por el sistema de salud.

Los participantes vieron una captura de video de 360 grados de una reserva natural exuberante y verde en una pantalla montada en la cabeza Oculus Go o Pico G2 4K.
Antes de ver la simulación, los participantes completaron un breve cuestionario demográfico y la escala analógica visual para calificar su estrés subjetivo en una escala de 10 puntos, con 1 = «Nada estresado» a 10 = «Extremadamente estresado».

Resultados: Ochenta y cuatro (82,4 %) participantes informaron brindar atención directa al paciente, 73 (71,6 %) se identificaron como mujeres, 49 (48,0 %) tenían entre 25 y 34 años de edad y 35 (34,3 %) tenían experiencia previa con la realidad virtual.
La puntuación media de estrés previa a la simulación fue de 5,5 ± 2,2, con un rango de 1 a 10. Las puntuaciones de estrés previas a la simulación no difirieron por ninguna variable demográfica. Después de la simulación, se observó una reducción significativa en las puntuaciones de estrés subjetivo (cambio medio = -2,2 ± 1,7, t = 12,749, p < 0,001), con una d de Cohen de 1,08, lo que indica un efecto muy grande. Además, los participantes que cumplieron con la puntuación más alta de estrés presimulación mostraron una mayor reducción en las puntuaciones de estrés subjetivo en comparación con los participantes que no cumplieron con el límite de presimulación (cambio medio = 3,3 ± 2,0 frente a 1,6 ± 1,2, t = 5,403, p <.001). Ver figura. Las puntuaciones previas y posteriores a las simulaciones por ninguna variable demográfica.

Puntuaciones de estrés subjetivo antes y después de la simulación entre los grupos de corte de estrés alto y bajo (n = 101). *** p < 0,001.

Los hallazgos de este estudio piloto muestran que la aplicación de esta simulación Tranquil Cinematic-VR fue efectiva para reducir el estrés subjetivo entre los trabajadores de atención médica de primera línea en las unidades de COVID-19 a corto plazo.
Esto sugiere que los impactos a largo plazo de la terapia digital sobre el estrés subjetivo y otros constructos psicosociales (p. ej., ansiedad, síntomas depresivos, agotamiento) son áreas prometedoras para futuras investigaciones.

Referencia del estudio:
Beverly E, Hommema L, Coates K, Duncan G, Gable B, Gutman T, Love M, Love C, Pershing M, Stevens N. A tranquil virtual reality experience to reduce subjective stress among COVID-19 frontline healthcare workers. PLoS One. 2022 Feb 9;17(2):e0262703. doi: 10.1371/journal.pone.0262703. PMID: 35139092; PMCID: PMC8827469.


La composición del microbioma intestinal está asociada con el Síndrome de COVID-19 post-agudo

Dado que el tracto gastrointestinal es el órgano inmunológico más grande del cuerpo, la respuesta inmunitaria inducida por microorganismos residentes puede afectar el proceso de recuperación de la infección por COVID-19. La evidencia emergente respalda el papel potencial de la disbiosis intestinal en la gravedad de la infección.

Más aun, se ha demostrado que las complicaciones a largo plazo después del COVID-19 son comunes, pero la causa potencial de los síntomas persistentes después de la eliminación del virus sigue sin estar clara.
En base a estos enunciados, un estudio realizado por Liu Q y colaboradores a finales del año 2021, tuvo como objetivo investigar si la composición del microbioma intestinal está relacionada con el Síndrome de COVID-19 post-agudo (SCPA), definido como la presencia de al menos un síntoma persistente 4 semanas después de la eliminación del virus SARS-CoV-2. El mismo fue un estudio prospectivo de 106 pacientes con COVID-19 desde que adquirieron la enfermedad hasta los 6 meses, y 68 controles sin COVID-19. En este, se analizó el microbioma fecal en una serie de 258 muestras mediante secuenciación metagenómica y se correlacionaron los resultados con síntomas persistentes a los 6 meses luego de la infección.

Los resultados del estudio mostraron que:

  • A los 6 meses, el 76% de los pacientes tenían SCPA y los síntomas más comunes eran fatiga, mala memoria y pérdida de cabello.
  • La composición de la microbiota intestinal al ingreso del estudio se asoció con la aparición de SCPA a los 6 meses.
  • Los pacientes sin SCPA mostraron un perfil de microbioma intestinal recuperado a los 6 meses comparable al de los controles sin COVID-19.
  • El microbioma intestinal de los pacientes con SCPA se caracterizó por niveles más altos de Ruminococcus gnavus, Bacteroides vulgatus y niveles más bajos de Faecalibacterium prausnitzii.
  • Los síntomas respiratorios persistentes se correlacionaron con patógenos intestinales oportunistas, y los síntomas neuropsiquiátricos y la fatiga se correlacionaron con patógenos intestinales nosocomiales, incluidos Clostridium innocuum y Actinomyces naeslundii.
  • Las bacterias productoras de butirato, incluidas Bifidobacterium pseudocatenulatum y Faecalibacterium prausnitzii, mostraron las mayores correlaciones inversas con SCPA a los 6 meses.

En base a los resultados obtenidos se pudo demostrar que la composición alterada del microbioma intestinal está fuertemente asociada con síntomas persistentes en pacientes con COVID-19 hasta 6 meses después de la eliminación del virus SARS-CoV-2. Teniendo en cuenta los millones de personas infectadas durante la pandemia en curso, estos hallazgos son un fuerte impulso para considerar la modulación de la microbiota para facilitar la recuperación y reducir la carga del síndrome de COVID-19 post-agudo.

Ver artículo completo en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8814432/pdf/gutjnl-2021-325989.pdf