Therapeutic Management of Patients with COVID-19 del National Institutes of Health (NIH)

El Instituto Nacional de Salud, National Institutes of Health (NIH) es una agencia del gobierno de Estados Unidos, parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos (U.S. Department of Health and Human Services) responsable de la investigación en salud pública y medicina.

El Panel de pautas de tratamiento de COVID-19 de la NIH continúa revisando los datos clínicos más recientes para proporcionar recomendaciones de tratamiento actualizadas a los médicos que atienden a pacientes con COVID-19. Recomienda estrategias para el manejo de pacientes con enfermedades de diferente gravedad.

Disponible en:
https://www.covid19treatmentguidelines.nih.gov/therapeutic-management/

Protocolo NIH


West Suffolk NHS Foundation Trust

El hospital West Suffolk de Inglaterra proporciona una guía pragmática para la tromboprofilaxis, tratamiento de la coagulopatía y trombosis en la infección COVID-19.
Las guías están dirigidas a pacientes adultos, no embarazadas con infección por COVID-19 sospechada o confirmada.

Acceda al texto completo en:
https://www.wsh.nhs.uk/covid-staff-zone/Guidelines-SOPs-clinical-info/Docs/Clinical-guideline/CG10393-COVID-Thromboprophylaxis-and-Anticoagulation-in-COVID-19-infections.pdf

Protocolo West Suffolk NHS Foundation Trust


University Health System de San Antonio, Texas, EE. UU.

El hospital de distrito público para el área metropolitana de San Antonio, Texas, EE. UU, University Health System, actualiza protocolo de tratamiento para el uso de anticoagulantes en pacientes hospita-lizados con COVID 19 ≥ 18 años.

Disponible en:
https://www.universityhealthsystem.com/~/media/files/pdf/covid-19/guidelines-for-anticoagulation-in-hospitalized-covid-19-patients.pdf?la=en

Protocolo de tratamiento University Health System


Alternativas al bloqueo y al confinamiento en el manejo de la sindemia COVID-19

Una sindemia es la suma de dos o más epidemias o brotes de enfermedades concurrentes o secuenciales en una población con interacciones biológicas, que exacerban el pronóstico y carga de la enfermedad. El término, que es un neologismo creado con la unión de las palabras sinergia y epidemia, fue acuñado por Merrill Singer a mediados de la década de 1990 y desarrollado en su libro Introduction to syndemics de 2009. (Introduction to Syndemics: A Critical Systems Approach to Public and Community Health. Merrill Singer. ISBN: 978-0-470-47203-3)

Las sindemias se desarrollan bajo inequidad sanitaria, causada por la pobreza, el estrés o la violencia estructural, y son estudiadas por epidemiólogos, antropólogos y médicos interesados en la salud pública, la salud comunitaria y los efectos de las condiciones sociales en la salud. Asimismo, el enfoque sindémico parte del enfoque biomédico para aislar, estudiar y tratar las enfermedades como entidades separadas e independientes de los contextos sociales

Cuando se evalúa en retrospectiva, es notorio que la estrategia de confinamiento, aislamiento y cuarentena con la cual se viene manejando COVID-19 está generando serias alteraciones en el funcionamiento de la sociedad. Dejando de lado el impacto sobre la economía y el trabajo en situación de dependencia, algunas de las disfunciones más notorias son:

  • deterioro en la atención médica de enfermos crónicos tales como diabéticos, hipertensos, asmáticos, etc.
  • aumento de la mortalidad por eventos agudos por imposibilidad de acceder a la atención médica y a la hospitalización, tales como infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca, diabetes e incluso traumatismos,
  • aparición o intensificación de múltiples cuadros siquiátricos, tales como depresión, ansiedad, trastornos del sueño,
  • pérdida del estímulo emocional, especialmente en ancianos que viven solos,
  • desestructuración del núcleo familiar,
  • desaparición de la rutina escolar en niños y adolescentes,
  • sedentarismo e incremento de peso,
  • dificultad creciente para sostener una dieta balanceada,
  • retracción social,
  • y otras múltiples alteraciones en el funcionamiento de la sociedad,

¿Existen alternativas al confinamiento, la cuarentena, el aislamiento y el bloqueo del funcionamiento de la sociedad? Hemos detenido el mundo debido a una infección que, generalmente, no es mortal. Países como Argentina van a cumplir ocho meses de confinamiento, sin lograr detener el avance de la enfermedad.

A diez meses de la pandemia, esto es lo que hemos aprendido:
1) En el 85% de los casos, COVID-19 es una enfermedad leve que el sistema inmune resuelve en un período de 15 días.
2) No existe tratamiento alguno para la infección por SAR-CoV2. Se ha descubierto que la dexametasona es muy útil en los casos más graves. Un antiviral, el remdesivir, tiene cierta eficacia para reducir la duración de la enfermedad en los casos graves
3) La infección no genera inmunidad permanente. La inmunidad podría durar entre 4 y 6 meses. COVID no es varicela ni sarampión.
4) La inmunidad colectiva sólo puede obtenerse mediante vacunación. La información disponible indica que se requieren al menos dos dosis de vacuna para generar inmunidad durante 18 a 24 meses. Vacunar a siete mil millones de personas en un plazo breve es una operación de una complejidad formidable, nunca antes planificada. Pero aún no existe tal vacuna.
5) Los más afectados por la pandemia son la personas de menores ingresos, que viven en condiciones carenciadas, que van perdiendo la capacidad de acceder o de pagar los servicios básicos, la renta, los medicamentos crónicos e incluso la salud y la alimentación. Por esta razón, COVID-19 se considera una sindemia
6) El virus no tiene estacionalidad. Invierno o verano, es lo mismo. Infecta a gatos, perros, ovejas y otros mamíferos. Hay que saberlo: desde que salió de una cueva de murciélagos, el virus estará siempre cerca de nosotros. No desaparecerá.
7) Las medidas de aislamiento y confinamiento han alterado el tejido social global de una forma profunda, inolvidable y casi irreversible.

En este momento, los países europeos están en el medio de una segunda oleada de la enfermedad. América (del Norte, Central y del Sur) es el continente más afectado. Especialmente América del Norte, donde el país con el mayor avance científico del planeta se ha aislado del mundo y ha tomado las peores decisiones.

La falta de liderazgo es notoria. Han fallado la OMS y todo las organizaciones internacionales. Estados Unidos, que ha liderado todas las crisis planetarias durante un siglo, ha perdido credibilidad y su gobierno prefiere ocupar el rol de hazmerreir decadente.

Al llegar a los 10 meses de pandemia es necesario reflexionar profundamente sobre lo que estamos haciendo, porque las consecuencias de cada decisión van a repercutir en las vidas de millones de personas durante décadas. En el 2100 nuestros descendientes analizarán esta pandemia como hoy analizamos la pandemia de gripe de 1918.

Al acercarse el invierno en el hemisferio norte, se observa un recrudecimiento de los casos. Este ciclo de infección y reinfección, que se perpetuará en el tiempo ya que la inmunidad que induce es breve, nos está sorprendiendo. Y desde hace algunas semanas está generando opiniones controversiales. Entre ellas, la Declaración de Great Barrington y el Memorando de John Snow https://www.johnsnowmemo.com/, con visiones aparentemente contrapuestas.

En Conexion Megalabs le proponemos analizar ambos puntos de vista. Dado que esta es una discusión que está en pleno desarrollo, estas noticias se irán actualizando en forma sostenida.

Alternativas al bloqueo y al confinamiento en el manejo


Expertos en salud pública se unen al movimiento global anti-bloqueo

Miles de científicos y expertos en salud se han unido a un movimiento global que advierte de «graves preocupaciones» sobre las políticas de bloqueo ó confinamiento causadas por la pandemia de Covid-19.

Casi 6.000 expertos, incluidos docenas del Reino Unido, dicen que el enfoque está teniendo un impacto devastador en la salud física y mental, así como en la sociedad.

Piden que la protección se centre en los vulnerables, mientras que las personas sanas continúan con sus vidas.

La declaración ha provocado controversias con otros miembros de la comunidad científica.

Los críticos han señalado que un enfoque más específico podría dificultar la protección de las personas vulnerables.
El riesgo de complicaciones a largo plazo por el coronavirus significa que muchos otros (que no forman parte de la población más afectada) también están en riesgo.

Pero el movimiento, conocido como la Declaración de Great Barrington, refleja algunas de las advertencias en una carta firmada por un grupo de médicos de cabecera en el Reino Unido.

Sesenta y seis médicos, incluidos los médicos de televisión, el Dr. Phil Hammond y la Dra. Rosemary Leonard, y varios médicos que han ocupado puestos de responsabilidad en la Asociación Médica Británica, han escrito a la Secretaría de Salud diciendo que no hay suficiente énfasis en los «daños no causados por Covid» en la toma de decisiones.

¿Qué es la Declaración de Great Barrington?

El movimiento comenzó en Estados Unidos. Y la declaración ya ha sido firmada por más de 6.000 científicos y expertos médicos de todo el mundo, así como por cientos de miles de miembros del público.

Dentro de los expertos del Reino Unido que lo han firmado figuran: el Dr. Sunetra Gupta, epidemiólogo de la Universidad de Oxford, la profesora Ellen Townsend, experta en autolesiones de la Universidad de Nottingham y el Dr. Paul McKeigue, modelador de enfermedades de la Universidad de Edimburgo
Afirman que mantener las políticas de confinamiento hasta que haya una vacuna disponible causaría «daños irreparables, especialmente en la población de menores ingresos la cual resultaría desproporcionadamente perjudicada».

Los daños a la salud citados incluyen menores tasas de vacunación infantil, deterioro de la atención para pacientes con enfermedades cardíacas, neurológicas, diabetes y cáncer. También subrayan que el riesgo de coronavirus es 1.000 veces mayor para los ancianos y los enfermos, y los niños corren más riesgo de contraer la gripe que el Covid-19.

A medida que aumenta la inmunidad en la población, el riesgo de infección para todos, incluidos los más vulnerables, disminuye, dicen los autores de la Declaración. Y este sería un enfoque mucho más «compasivo».

La Declaración recomienda una serie de medidas para proteger a las personas vulnerables, incluidas las pruebas periódicas de los trabajadores de los hogares de cuidados de ancvianos, con un movimiento (en la medida de lo posible) hacia el uso de personal que haya adquirido inmunidad.

Las personas jubiladas que viven en casa deberían recibir la entrega de comestibles y otros artículos esenciales, dicen. Y cuando sea posible, deben reunirse con los miembros de la familia afuera en lugar de adentro.

Todo el mundo debe practicar medidas sencillas de higiene, como lavarse las manos y quedarse en casa cuando está enfermo.

Evitar el confinamiento

Se debe permitir que los jóvenes de bajo riesgo trabajen normalmente. las escuelas y universidades deben estar abiertas a la enseñanza presencial y se podrían reanudar las actividades deportivas y culturales y reabrir los restaurantes.

¿Qué dicen otros expertos?

“Aunque claramente bienintencionada, la Declaración tiene profundas fallas éticas, logísticas y científicas”, dice el profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Leeds, el Dr. Stephen Griffin.

Los individuos más vulnerables provienen de todos los ámbitos de la vida y merecen ser «tratados por igual». El «Covid prolongado» ha dejado incluso a personas con infecciones leves con problemas como fatiga y dolor en las articulaciones durante meses.

Mientras tanto, el experto en biología celular de la Universidad de Reading, el Dr. Simon Clarke, dice que aún no está claro si la inmunidad colectiva es alcanzable.

«Se necesitaría una inmunidad protectora, natural y duradera a la enfermedad», dice.

«Y no sabemos qué tan efectiva o duradera será la inmunidad post-infección de las personas».

Algunos dicen que el escenario más probable es que la inmunidad no es a largo plazo, pero las reinfecciones futuras se vuelven más leves.

Artículo completo:

https://www.bbc.com/news/health-54442386

expertos en salud se unen al movimiento global anti-bloqueo


Una perspectiva liberal: la Declaración de Great Barrington

La Declaración de Great Barrington es una propuesta escrita y firmada en el Instituto Americano de Investigación Económica en Great Barrington, Massachusetts, el 4 de octubre de 2020. Propone una política liberal para la pandemia de COVID-19, en virtud de la cual sólo las personas que están en alto riesgo de morir por la enfermedad del coronavirus estarían protegidas de la infección.

La Declaración aboga por que las personas con alto riesgo de muerte por infección deben continuar quedándose en casa, mientras que las personas con bajo riesgo reanuden su vida normal trabajando fuera de casa y asistiendo a reuniones masivas. Esperan que, como resultado, la mayoría de estas personas de menor riesgo contraigan la infección pero no mueran, y que la respuesta inmune resultante evitará que el virus SARS-CoV-2 se propague a personas de mayor riesgo. La Declaración no menciona distanciamiento social, máscaras, rastreo de contactos ni pruebas de COVID-19.

Los críticos de las recomendaciones de la Declaración, incluidos diversos académicos y la Organización Mundial de la Salud, han declarado que la estrategia propuesta es peligrosa e inviable y que sería imposible proteger a quienes son médicamente vulnerables, y que el componente de inmunidad colectiva de la estrategia se ve socavado por la duración limitada de la inmunidad posterior a la infección (unos pocos meses).

La Declaración fue escrita por Sunetra Gupta de la Universidad de Oxford, Jay Bhattacharya de la Universidad de Stanford y Martin Kulldorff de la Universidad de Harvard. Fue patrocinada por el Instituto Americano de Investigación Económica, un grupo de expertos de orientación liberal que forma parte de una red de organizaciones financiadas por la Fundación Koch asociadas con la negación del cambio climático.

Patrocinador

La Declaración fue patrocinada por el Instituto Americano de Investigación Económica, (AIER), un grupo de expertos liberales que recibe una parte sustancial de su financiamiento de sus propias inversiones, con participaciones valoradas en 284 millones de dólares en una amplia gama de compañías de combustibles fósiles, incluyendo Chevron y ExxonMobil, el gigante del tabaco Philip Morris International, Microsoft, Alphabet Inc. y muchas otras empresas. Tiene un balance de 37 millones de dólares EE.UU. y en 2018 recibió una donación de la Fundación Koch. AIER se describe a sí misma como un cabildeo por un mundo «organizado de acuerdo con los principios de la libertad pura, en el que el papel del gobierno está estrictamente limitado a la provisión de bienes públicos y los individuos pueden florecer dentro de un mercado verdaderamente libre» y como productores de «investigación independiente, científica y económica para educar a las personas y promover así sus intereses personales y los de la nación». Su red de capítulos locales de la «Sociedad Bastiat» se asocia con Atlas Network, el Instituto Ayn Rand, el Instituto Cato, el Instituto Charles Koch y otros think tanks financiados por la Fundación Koch.

Signatarios

Los co-signatarios, en disciplinas que van desde la epidemiología, la bioestadística y la salud pública, pasando por la psiquiatría y las autolesiones, hasta las finanzas y la geografía humana, incluyen a Sucharit Bhakdi, Angus Dalgleish, Mike Hulme, David L. Katz, Michael Levitt, Gülnur Muradoğlu, David Livermore, Jonas F. Ludvigsson y Karol Sikora.

En una entrevista el 8 de octubre de 2020, Jay Bhattacharya, uno de los tres principales signatarios, dijo que el apoyo que recibieron fue abrumador «Stanford professor argues «disaster» COVID lockdowns harm children, other patients». Just The News. 8 October 2020. Archived from the original on 9 October 2020. Retrieved 11 October 2020.

Al 15 de octubre de 2020, el sitio web de la Declaración de la Gran Barrington informó que había más de 500.000 signatarios internacionales, dentro de los 1uje se incluye un número importante de académicos de prestigiosos centros internacionales.

Recepción

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, advirtió contra la idea de dejar que el virus se propague para lograr la inmunidad colectiva en una conferencia de prensa el 12 de octubre, calificando la noción de «poco ética». Dijo:
«La inmunidad colectiva es un concepto utilizado para la vacunación, en el que una población puede protegerse de un determinado virus si se alcanza un umbral de vacunación. La inmunidad colectiva se logra protegiendo a las personas de un virus, no exponiéndolas a él. «
Tedros dijo que tratar de lograr la inmunidad colectiva dejando que el virus se propague sin control sería «científica y éticamente problemático». Dijo que aunque «recientemente se ha debatido algo sobre el concepto de alcanzar la llamada ‘inmunidad colectiva’ dejando que el virus se propague, nunca en la historia de la salud pública se ha utilizado la inmunidad colectiva como estrategia para responder a un problema». brote, por no hablar de una pandemia «.

Su presidente, Robert Lechler, ha expresado su preocupación por la Declaración en nombre de la Academia Británica de Ciencias Médicas.
Martin McKee, profesor de salud pública europea en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, comparó la Declaración con «el mensaje utilizado para socavar las políticas de salud pública sobre sustancias nocivas, como el tabaco».
El portavoz oficial del primer ministro británico dijo que “mientras estábamos en el número 10 de Downing Street, hemos considerado la gama completa de opiniones científicas durante el curso de esta pandemia y continuaremos haciéndolo”. El portavoz reiteró que el asesor médico jefe del gobierno británico y director médico de Inglaterra, Chris Whitty, había subrayado que los efectos sobre el resto del sistema sanitario ya se habían considerado en la formulación de los consejos de salud pública.

El secretario de Estado británico de Salud y Asistencia Social, Matt Hancock, dijo en la Cámara de los Comunes que las dos afirmaciones centrales de la Declaración de Great Barrington, que la infección generalizada conduciría a la inmunidad colectiva y que sería posible segregar a los ancianos y vulnerables, eran ambas «enfáticamente falsas».

David Naylor, copresidente del Grupo de Trabajo de Inmunidad COVID-19 del Gobierno de Canadá, dijo al National Post: «obviamente, la solución de Great Barrington excitará a los minimizadores que fingen que el COVID-19 no es mucho peor que la gripe y animará a los que objetan las medidas de salud pública por principio «. Naylor también señaló que un estudio publicado en agosto en el Journal of the Royal Society of Medicine examinó el efecto de la política de «no bloqueo» de Suecia sobre la inmunidad colectiva entre la población sueca y descubrió que no mejoraba la inmunidad colectiva a pesar de las mayores tasas de hospitalización y muerte que en los países vecinos. Según Naylor, la política defendida por los firmantes de la Declaración nunca sería la «quema demográfica controlada que imaginan algunos fanáticos», y debido al crecimiento exponencial de las infecciones conduciría a una situación en la que «con masas de personas enfermas en sus 40 y 50 años, los hospitales serán invadidos y las muertes se dispararán como sucedió en Italia y Nueva York «. Con la perspectiva de una vacuna disponible en unos meses, Naylor cuestionó la lógica de la estrategia de Great Barrington, preguntando: «¿Por qué deberíamos apresurarnos a adoptar una prescripción imprudente para una ‘fiesta de la varicela’ nacional, demográficamente selectiva, que involucra un patógeno peligroso».

El catedrático de epidemiología de la Universidad de Harvard, William Hanage, criticó la lógica de los firmantes de la Declaración: «Después de señalar, correctamente, el daño indirecto causado por la pandemia, responden que la respuesta es aumentar el daño directo causado por ella», y atacó la factibilidad. de la idea de «protección enfocada» para aquellos vulnerables a una infección severa, diciendo que «afirmar que se puede mantener el virus fuera de lugares mediante la prueba en un momento en que la Casa Blanca tiene un brote aparentemente en curso debería ilustrar qué tan probable es». Consideró la Declaración «bastante peligrosa, por múltiples razones «, explicando que «si haces esto, tendrás más infecciones, más hospitalizaciones y más muertes» y que «el mayor riesgo de introducción a las comunidades más vulnerables será cuando la tasa de infección es realmente alta en los grupos de edad más jóvenes «. Hanage advirtió que las infecciones no controladas entre los jóvenes corren el riesgo de secuelas a largo plazo de la enfermedad.

El líder de grupo del laboratorio de biología celular de infección del Instituto Francis Crick, Rupert Beale, dijo que es «muy poco probable» que se desarrolle la inmunidad colectiva antes de que se implemente generalmente una vacuna COVID-19. «Coronavirus: Top scientists call for herd immunity approach – as government’s ‘soft touch’ criticised». Sky News. 8 October 2020. Sobre la Declaración de Great Barrington, dijo que «la Declaración prioriza sólo un aspecto de una estrategia sensata – proteger a los vulnerables – y sugiere que podemos construir con seguridad la ‘inmunidad colectiva’ en el resto de la población. Esto es una ilusión. No es posible identificar completamente a las personas vulnerables, y no es posible aislarlas por completo. Además, sabemos que la inmunidad a los coronavirus disminuye con el tiempo y es posible la reinfección, por lo que la protección duradera de las personas vulnerables mediante una ‘inmunidad colectiva’ es muy poco probable que pueda lograrse en ausencia de una vacuna».

En los Estados Unidos, se ha informado que la administración Trump apoya la Declaración de Great Barrington, sobre la base de declaraciones hechas a Newsweek y otras publicaciones por asesores de alto nivel que no estaban autorizados a hablar oficialmente https://www.newsweek.com/white-house-embraces-herd-immunity-latest-push-end-covid-19-lockdowns-1538430

El Memorando de John Snow https://www.johnsnowmemo.com/ es una respuesta de 80 expertos en campos relevantes que desacreditan las premisas de la Declaración de Great Barrington, tomando su nombre de John Snow, el epidemiólogo que trabajó en el brote de cólera de 1854 en Broad Street. El memorándum fue publicado en The Lancet el 14 de octubre. https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2820%2932153-X

La “inmunidad de rebaño” o inmunidad colectiva

Yvonne Maldonado, epidemióloga y especialista en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, citada pope USA Today, considera que la Declaración de Barrington es desinformación. https://www.usatoday.com/story/news/health/2020/10/14/herd-immunity-scientists-say-trump-endorsed-covid-strategy-deadly/3655134001/

“La inmunidad colectiva no puede funcionar por varias razones”, dijo Maldonado. “Primero, nadie sabe cuánto tiempo permanece inmune alguien que ha tenido COVID-19”.

“Sabemos que la historia natural de las infecciones por coronavirus es que las personas pueden reinfectarse una y otra vez”, dijo. En un caso bien documentado, un hombre de 25 años de Nevada se infectó a fines de marzo y cinco semanas después de recuperarse fue diagnosticado nuevamente con una versión ligeramente diferente del virus.

“La idea de que es posible aislar a las personas de alto riesgo es absurda. Más del 40% de la población de EE. UU. tiene algún riesgo. No sé cómo vamos a mantener al 40% de la población alejada del otro 60% ”, dijo Maldonado.

Aunque las personas más jóvenes tienen un «riesgo mínimo de muerte», como dice la Declaración, de ninguna manera es una posibilidad nula.

Tratar de alcanzar la inmunidad colectiva resultaría en una tasa de mortalidad mucho más alta que la que está experimentando Estados Unidos, razón por la cual el concepto no se está discutiendo seriamente en los círculos científicos, dijo el Dr. George Rutherford, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de California-San Francisco.

«De lo que estamos hablando aquí es de una enfermedad en la que probablemente se necesite llegar a más del 60% de las personas con inmunidad permanente, no temporal», dijo. “Eso no se puede lograr sin una mortalidad mucho mayor que la que hemos tenido hasta ahora”.

La inmunidad colectiva o de rebaño puede generarse de dos formas:
1) mediante el empleo de vacunas, que enseñan al organismo a rechazar y destruir un agente infeccioso, tales como la vacuna de la polio o de la viruela
2) mediante el contagio de la enfermedad, que crea una memoria inmunológica que lleva a que el organismo recuerde, durante toda la vida del individuo, cómo debe eliminarse el agente infeccioso. Es el caso del sarampión, las paperas o la varicela.

Es fundamental destacar, para que entendamos de qué estamos hablando, que la inmunidad de rebaño o inmunidad colectiva nunca ha sido útil para la eliminación total de una enfermedad.
La viruela se eliminó mediante vacunación. La polio (poliomielitis) está en vías de eliminarse de la misma forma. Sarampión, paperas, varicela, tos convulsa, difteria, hepatitis, etc.-, se mantienen bajo estrecho control mediante una vacunación adecuada y oportuna, de manera que los individuos bien vacunados tienen un riesgo extremadamente bajo (casi nulo) de padecerlas.

Otras enfermedades infecciosas, contagiosas, para las que no existe una vacuna definitivamente eficaz, están fuera de control. Entre ellas: tuberculosis, lepra, HIV, gripe, resfrío, erisipela, fiebre reumática, paludismo, sífilis, carbunco, ántrax, gonorrea, sólo por mencionar algunas bien conocidas. El “rebaño” está siempre expuesto y cualquier individuo puede padecerlas.

La Declaración de Great Barrington


El Memorando de John Snow

John Snow es considerado uno de los fundadores de la epidemiología moderna. Desarrolló la teoría de la transmisión del cólera a través del agua. En 1854, quitó la rueda de una bomba de agua para tratar de reducir la transmisión del cólera durante un brote en Londres. Dedicó gran parte de su vida a mejorar la salud pública.

El Memorando de John Snow es el trabajo de un grupo de investigadores internacionales con experiencia en salud pública, epidemiología, medicina, pediatría, sociología, virología, enfermedades infecciosas, sistemas de salud, psicología, psiquiatría, políticas de salud y modelos matemáticos, motivados para entregar un mensaje claro y simple sobre la mejor manera de manejar la pandemia de COVID-19.

El Memorando de John Snow es una iniciativa de base que no ha recibido ningún financiamiento externo. Los costos de este sitio web y el tiempo dedicado a desarrollar el memorando fueron donados por signatarios que están motivados por el deseo de proteger la salud pública. Para obtener una declaración completa de los intereses de los autores, consulte la publicación original en The Lancet.

Esta es una iniciativa colaborativa e inclusiva e invitamos a colegas de todo el mundo a manifestar su apoyo al memorando convirtiéndose en signatarios.

Si desea obtener más información sobre el Memorando de John Snow, envíe un correo electrónico a info@johnsnowmemo.com

Texto completo del Memorando

Consenso científico sobre la pandemia de COVID-19: tenemos que actuar ahora

El coronavirus 2 responsable del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2) ha infectado a más de 35 millones de personas y más de 1 millón de muertes han sido registradas por la OMS al 12 de octubre de 2020. Una segunda oleada de COVID-19 afecta actualmente a Europa, y con el invierno acercándose, necesitamos una comunicación clara sobre los riesgos que plantea el COVID-19 y las estrategias eficaces para combatirlo. Aquí, compartimos nuestra opinión sobre el consenso actual basado en la evidencia existente sobre COVID-19.

SARS-CoV-2 se propaga a través de contacto (a través de gotas más grandes y aerosoles) y la transmisión de largo alcance es a través de aerosoles, especialmente en condiciones donde la ventilación es deficiente. Su alta infectividad,(1) combinada con la susceptibilidad de las poblaciones no expuestas a un nuevo virus, crea condiciones para la propagación rápida en la comunidad. La tasa de mortalidad por infección de COVID-19 es varias veces mayor que la de la gripe estacional (2) y la infección puede conducir a enfermedades persistentes, incluso en personas jóvenes, previamente sanas (es decir, COVID prolongado).(3) No está claro cuánto tiempo dura la inmunidad (4) y, si al igual que otros coronavirus estacionales, SARS-CoV-2 es capaz de volver a infectar a las personas que ya han tenido la enfermedad, tampoco se conoce la frecuencia de reinfección.(5) La transmisión del virus se puede mitigar mediante el distanciamiento físico, el uso de máscaras faciales, la higiene de manos, la higiene respiratoria y evitando multitudes y espacios mal ventilados. Las pruebas rápidas, el rastreo de contactos y el aislamiento también son fundamentales para controlar la transmisión. La OMS ha estado abogando por estas medidas desde principios de la pandemia.

En la fase inicial de la pandemia, muchos países instituyeron confinamientos (restricciones generales de la población, incluidas la órdenes de permanecer en casa y trabajar desde casa) para detener la rápida propagación del virus. Esto era esencial para reducir la mortalidad, (6,7) evitar que los servicios de atención de la salud se desborden y ganar tiempo para establecer sistemas de respuesta ante la pandemia para suprimir la transmisión tras el bloqueo. Aunque los confinamientos han sido perturbadores, afectando sustancialmente la salud mental, física, y dañando la economía, estos efectos han sido a menudo peores en los países que no fueron capaces de utilizar el tiempo durante y después del confinamiento para establecer sistemas de control de pandemia eficaces. Debido a la falta de disposiciones adecuadas para gestionar la pandemia y sus repercusiones sociales, estos países se han enfrentado a restricciones continuas.

Es comprensible que esto haya llevado a una desmoralización generalizada y a una disminución de la confianza. La llegada de una segunda oleada con los retos que se avecinan ha dado lugar a un renovado interés en un enfoque llamado de inmunidad de rebaño, que sugiere permitir un gran brote incontrolado en la población de bajo riesgo, protegiendo al mismo tiempo a los vulnerables. Los defensores sugieren que esto conduciría al desarrollo de inmunidad poblacional adquirida por infecciones en la población de bajo riesgo, que eventualmente protegerá a los vulnerables. Esta es una falacia peligrosa, no respaldada por evidencia científica.

Cualquier estrategia de gestión de la pandemia que dependa de la inmunidad adquirida frente a infección natural por COVID-19 es errónea. La transmisión incontrolada en las personas jóvenes corre el riesgo de una morbilidad significativa (3) y una mortalidad en toda la población. Además del costo humano, esto afectaría a la fuerza de trabajo en su conjunto y abrumaría la capacidad de los sistemas de salud para proporcionar atención de emergencia y rutinaria. Además, no hay pruebas de una inmunidad protectora duradera al SARS-CoV-2 tras la infección natural,(4) y la transmisión endémica que sería consecuencia de una disminución de la inmunidad supone un riesgo para las poblaciones vulnerables en el futuro indefinido.

Tal estrategia no pondría fin a la pandemia COVID-19, sino que daría lugar a epidemias recurrentes, como ocurrió con numerosas enfermedades infecciosas antes de la llegada de la vacunación. También supondría una carga inaceptable para la economía y los trabajadores sanitarios, muchos de los cuales murieron de COVID-19 o experimentaron traumas como resultado de tener que practicar la medicina de desastres. Además, todavía no entendemos quién podría sufrir de COVID.(3) Definir quién es vulnerable es complejo, pero incluso si consideramos aquellos en riesgo de padecer enfermedades, la proporción de personas vulnerables constituye hasta el 30% de la población en algunas regiones.(8) El aislamiento prolongado de grandes franjas de la población es prácticamente imposible y altamente poco ético. La evidencia empírica de muchos países demuestra que no es factible restringir los brotes incontrolados en determinados sectores de la sociedad. Este enfoque también corre el riesgo de exacerbar aún más las desigualdades socioeconómicas y las discriminaciones estructurales ya puestas al descubierto por la pandemia. Los efectos especiales para proteger a los más vulnerables son esenciales, pero deben ir de la mano de estrategias que contemplen varios aspectos de la población.

Una vez más, nos enfrentamos a un rápido aumento de los casos COVID-19 en gran parte de Europa, Estados Unidos y muchos otros países del mundo. Es fundamental actuar con decisión y con urgencia. Es necesario aplicar ampliamente medidas eficaces que suprimen y controlan ampliamente la transmisión, y deben estar respaldadas por programas financieros y sociales que fomenten las respuestas de la comunidad y aborden las desigualdades que se han amplificado por la pandemia. Las restricciones continuas probablemente serán necesarias a corto plazo, para reducir la transmisión a nivel bajos que permitan la detección rápida de brotes localizados y respuesta rápida a través búsqueda, prueba, sistemas de rastreo, aislamiento y soporte para que la vida vuelva a ser casi normal sin necesidad de generalizar restricciones. Proteger nuestras economías está indiscutiblemente ligado al control COVID-19. Debemos proteger nuestra mano de obra y evitar la incertidumbre a largo plazo.

Japón, Vietnam y Nueva Zelanda, por nombrar algunos países, han mostrado que las respuestas sólidas de salud pública pueden controlar la transmisión, permitiendo que la vida vuelva a ser casi normal, y hay muchas historias de éxito de este tipo.

La evidencia es muy clara: controlando la propagación comunitaria de COVID-19 es la mejor forma de proteger nuestras sociedades y economías hasta que sea seguro contemos en los próximos meses con vacunas y terapias efectivas

No podemos permitirnos distracciones que impidan una respuesta eficaz; es esencial que actuemos con urgencia en base a la evidencia.

Texto original en inglés disponible en:
https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)32153-X/fulltext

Sitio en internet:
https://www.johnsnowmemo.com/

Referencias:
1. Hao X, Cheng S, Wu D, Wu T, Lin X, Wang C. Reconstruction of the full transmission dynamics of COVID-19 in Wuhan. Nature 2020; 584: 420–24.

2. Verity R, Okell LC, Dorigatti I, et al. Estimates of the severity of coronavirus disease 2019: a model-based analysis. Lancet Infect Dis 2020; 20: 669–77.

3. Nature. Long COVID: let patients help define long-lasting COVID symptoms. Nature 2020; 586: 170.

4. Chen Y, Tong X, Li Y, et al. A comprehensive, longitudinal analysis of humoral response specific to four recombinant antigens of SARS-CoV-2 in severe and non-severe COVID-19 patients. PLoS Pathog 2020; 16: e1008796.

5. Parry J. COVID-19: Hong Kong scientists report first confirmed case of reinfection. BMJ 2020; 370: m3340.

6. Flaxman S, Mishra S, Gandy A, et al. Estimating the effects of non-pharmaceutical interventions on COVID-19 Europe. Nature 2020; 584: 257–61.

7. Dehning J, Zierenberg J, Spitzner FP, et al. Inferring change points in the spread of COVID-19 reveals the effectiveness of interventions. Science 2020; 369: eabb9789.

8. Clark A, Jit M, Warren-Gash C, et al. Global, regional, and national estimates of the population at increased risk of severe COVID-19 due to underlying health conditions in 2020: a modelling study. Lancet Glob Health 2020; 8: e1003–17.

Conexion Megalabs - Consenso científico sobre la pandemia de COVID-19


La Declaración De Great Barrington

La Declaración de Great Barrington es controversial y refleja la opinión de sus autores y firmantes. Conexión Megalabs la presenta sólo con fines informativos. Recomendamos la lectura de ”Comentarios a la Declaración de Great Barrington” en este mismo sitio, así como de otras fuentes autorizadas, para obtener una opinión balanceada sobre esta Declaración.

 

Como epidemiólogos de enfermedades infecciosas y científicos de salud pública, nos preocupan los impactos en la salud física y mental de las políticas que predominan en relación a la COVID-19 y recomendamos un abordaje que llamamos Protección Focalizada.

Provenientes tanto de izquierda como de derecha, y de distintas partes del mundo, hemos dedicado nuestra profesión a proteger a los demás. Las actuales políticas de confinamiento (lockdown) están produciendo efectos devastadores en la salud pública a corto y largo plazo. Los efectos (para mencionar sólo algunos) incluyen tasas de vacunación más bajas, empeoramiento en los resultados de enfermedades cardiovasculares, menores detecciones de cáncer y deterioro de la salud mental—lo que conducirá a un mayor exceso de mortalidad en los próximos años, siendo la clase trabajadora y los miembros más jóvenes de la sociedad aquellos sobre los que recaerá el peso más grande de estas medidas. Dejar a los niños sin escuelas es una grave injusticia.

Mantener estas medidas en pie hasta que haya una vacuna disponible causará un daño irreparable en los menos privilegiados, quienes terminarán siendo afectados de manera desproporcionada.

Afortunadamente, nuestro conocimiento sobre el virus está creciendo. Sabemos que la vulnerabilidad a la muerte por COVID-19 es más de mil veces mayor en los ancianos y débiles que en los jóvenes. En efecto, para los niños, la COVID-19 es menos perjudicial que muchos otros peligros, incluyendo la influenza.

A medida que se desarrolla inmunidad, el riesgo que todos tienen de infectarse —incluyendo los vulnerables— desciende. Sabemos que, eventualmente, todas las poblaciones alcanzarán la inmunidad de rebaño –es decir, el punto en el que la tasa de infecciones nuevas se mantiene estable— y que esto puede beneficiarse de (pero no depende de) una vacuna.

La manera más humana de abordarlo, midiendo los riesgos y los beneficios de alcanzar la inmunidad de rebaño, es la de permitirle a aquellos que están bajo un mínimo riesgo de muerte, vivir sus vidas con normalidad para alcanzar la inmunidad al virus a través de la infección natural, mientras se protege mejor a aquellos que se encuentran en mayor riesgo. Esto lo llamamos Protección Enfocada.

Adoptar las medidas para proteger a los vulnerables debería ser el objetivo central de las acciones de salud pública dirigidas contra la COVID-19. Por ejemplo, los asilos de ancianos deberían emplear personal con inmunidad adquirida y realizar test PCR al personal y los visitantes con frecuencia. La rotación del personal debería limitarse. Las personas jubiladas que viven en casa deberían contar con provisiones y otros elementos esenciales enviados a sus casas. En cuanto fuera posible, deberían reunirse con sus familiares en exteriores en lugar de interiores. Una lista exhaustiva y detallada de las medidas, incluyendo un abordaje particular para hogares multigeneracionales, puede ser desarrollada, lo que se encuentra perfectamente dentro del ámbito y las capacidades de los profesionales de la salud pública.

Aquellos que no son vulnerables, deberían reanudar inmediatamente su vida con normalidad. Medidas sencillas de higiene, como lavarse las manos y quedarse en casa cuando se esté enfermo, deberían ponerse en práctica por todos para reducir el umbral de inmunidad de rebaño. Las escuelas y universidades deberían abrir para una enseñanza presencial. Las actividades extracurriculares, como los deportes, deberían reanudarse. Los adultos jóvenes de bajo riesgo deberían trabajar con normalidad, en lugar de hacerlo desde casa. Los restaurantes y otros negocios deberían abrir. Las artes, la música, los deportes y otras actividades culturales deberían reanudarse. La gente que se encuentra en mayor riesgo podría participar, si así lo desea, mientras la sociedad en conjunto disfruta de la protección otorgada a los vulnerables por aquellos que han desarrollado inmunidad de rebaño.

4 de octubre del año 2020. Esta declaración fue escrita y firmada en Great Barrington, Estados Unidos, por:

Dr. Martin Kulldorff, profesor de medicina en la Universidad Harvard, especialista en bioestadística y epidemiólogo experto en la detección y monitoreo de brotes de enfermedades infecciosas y evaluaciones de seguridad de vacunas.

Dr. Sunetra Gupta, profesora de la Universidad de Oxford, epidemióloga experta en inmunología, desarrollo de vacunas y modelación matemática de enfermedades infecciosas.

Dr. Jay Bhattacharya, profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, médico, epidemiólogo, economista de la salud y experto en políticas de salud pública, enfocado en enfermedades infecciosas y poblaciones vulnerables.

La declaración puede consultarse, revisarse y firmarse aquí:

https://gbdeclaration.org/la-declaracion-de-great-barrington-sp/

https://gbdeclaration.org/video/

https://gbdeclaration.org/

La declaracion de Great Barrington


La Casa Blanca expresó su apoyo a la inmunidad colectiva, una estrategia que está fracasando estrepitosamente en Suecia

Solo alrededor del 10% de los estadounidenses han contraído el virus que causa COVID-19 hasta ahora, creen los expertos. Eso está muy por debajo del porcentaje requerido para la inmunidad colectiva, o el punto en el que suficientes miembros de una población han desarrollado anticuerpos protectores contra un virus para evitar que se propague, que se cree que es alrededor del 70%. El resultado es que millones de estadounidenses siguen siendo vulnerables al virus, que ahora se está propagando por estados como Montana, Nebraska y Wisconsin.

Hasta ahora, la única forma en que la humanidad ha logrado la inmunidad colectiva a una enfermedad infecciosa ha sido mediante la vacunación masiva. Pero con una vacuna que aún le faltan como mínimo meses de desarrollo, algunos han estado impulsando una estrategia más peligrosa: la infección masiva. Los altos funcionarios de la Casa Blanca, por ejemplo, han apoyado de forma anónima una petición reciente llamada Gran Declaración de Barrington, informa el New York Times, que condena los cierres y pide que las escuelas y las empresas vuelvan a abrir.

El movimiento, conocido como la Gran Declaración de Barrington, refleja algunas de las preocupaciones y recomendaciones en una carta firmada por miembros de la Asociación Británica de Médicos y dirigida a la secretaría de Salud de Reino Unido diciendo que no hay suficiente énfasis en los «daños no causados por covid» en la toma de decisiones.

“El enfoque más compasivo que equilibra los riesgos y los beneficios de alcanzar la inmunidad colectiva es permitir que aquellos que tienen un riesgo mínimo de muerte vivan sus vidas normalmente para desarrollar inmunidad al virus a través de la infección natural, mientras se protege mejor a los riesgo más alto», dice la declaración.

Pero ocho meses después de la pandemia, está claro que la inmunidad colectiva no es un plan ganador. Ciertamente, no funcionó para Reino Unido, ni tampoco está funcionando para Suecia, según un nuevo informe de investigación publicado en TIME. Los escritores, Andrew Ewing, profesor y científico, y Kelly Bjorklund, escritora y activista, obtuvieron correos electrónicos condenatorios del gobierno interno sobre la estrategia de Suecia, lo que los llevó a concluir que el plan era “tratarlo como una conclusión inevitable de que muchas personas deben morir”.

En un intercambio de correo electrónico de marzo sobre transmisión y escuelas, por ejemplo, el Dr. Anders Tegnell, epidemiólogo a cargo de la respuesta a la pandemia de Suecia, escribió que mantener las escuelas abiertas ayudaría al país a alcanzar la inmunidad colectiva más rápidamente. Cuando su homólogo finlandés, Mika Salminen, respondió señalando un modelo finlandés que mostraba que el cierre de las escuelas reduciría la tasa de infección entre los ancianos en un 10%, Tegnell respondió: «¿El 10% podría valer la pena?»

Si bien muchas de sus naciones pares optaron por un bloqueo total al comienzo de la pandemia, Suecia mantuvo abiertas la mayoría de las empresas y otras organizaciones. Promulgó algunas restricciones, como limitar las reuniones públicas a 50 personas, pero esas reglas no se aplicaron a eventos privados, escuelas, centros comerciales y otras situaciones. Su infraestructura de pruebas y rastreo de contactos todavía está por detrás de la de otros países europeos ricos, y los líderes de Suecia aún no fomentan el uso de máscaras o la cuarentena. Como resultado, Suecia sigue sufriendo altas tasas de mortalidad por COVID-19 y la inmunidad colectiva sigue estando lejos de su alcance.

“El estilo sueco ha producido poco más que muerte y miseria”, escriben Bjorklund y Ewing. «Suecia y Estados Unidos esencialmente forman una categoría de dos», añaden. «Son los únicos países con altas tasas de mortalidad general que no han logrado reducir rápidamente esas cifras a medida que avanzaba la pandemia».

Artículo completo:

https://time.com/5899432/sweden-coronovirus-disaster/?utm_medium=email&utm_source=sfmc&utm_campaign=++&utm_content=+++20201014+++body&et_rid=95584171

La Casa Blanca expresó su apoyo a la inmunidad colectiva, una estrategia que está fracasando estrepitosamente en Suecia


Inmunidad de rebaño frente a COVID-19 en la Amazonía brasileña

https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.09.16.20194787v1.full.pdf

El umbral de inmunidad colectiva, o inmunidad de rebaño, es la proporción de una población que debe ser inmune a una enfermedad infecciosa, ya sea por infección natural o vacunación de tal manera que, en ausencia de medidas preventivas adicionales, los nuevos casos disminuyen y la reproducción efectiva el número cae por debajo de la unidad1
Este parámetro epidemiológico fundamental es todavía desconocido para el COVID-19 de reciente aparición, y los modelos matemáticos han predicho resultados muy divergentes. Estudios de población que utilizan pruebas de anticuerpos para inferir el total de infecciones acumuladas puede proporcionar evidencia empírica del nivel de inmunidad de la población en zonas gravemente afectadas. Aquí mostramos que la transmisión de SARS-CoV2 en Manaus, ubicada en la Amazonía brasileña, aumentó rápidamente durante marzo y Abril y disminuyó más lentamente de mayo a septiembre. En junio, un mes después, en el pico de la epidemia, el 44% de la población era seropositiva para el SARS-CoV-2, lo que equivale a a una incidencia acumulada del 52%, después de corregir la tasa de falsos negativos de la prueba de anticuerpos. La seroprevalencia disminuyó en julio y agosto debido a la disminución de anticuerpos. Después de corregir
este punto, se estimó un tamaño final de la epidemia del 66%. Aunque las intervenciones no farmacéuticas, más un cambio en el comportamiento de la población, pueden haber ayudado a
limitar la transmisión del SARS-CoV-2 en Manaus, la tasa de infección inusualmente alta sugiere
que la inmunidad colectiva desempeñó un papel importante en la determinación del tamaño de la epidemia.

Inmunidad colectiva al COVID-19 en la Amazonía brasileña